Fuera de temporada
Fecha: 29/08/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Miró la piel blanca de su mujer. Siempre le había encantado esa combinación de palidez con el pelo negro, con aquella media melena a lo Louise Brooks, lo que también llaman “corte Bob”. Pero no era como siempre. Ella bailaba balanceando sus caderas al borde de las piscina. Pero no sólo estaba él, Dimas. Había otros ocho tíos. Y ella no parecía cohibida. Un poco borracha sí, pero cohibida, para nada. Su cintura brillaba, tan untada de aceite. Como el resto de su cuerpo. Jaleada por aquella panda de salidos, muchos de ellos con una lata de cerveza en la mano. Todos haciendo ver que él no estaba allí. Como la propia Mabel. Ajena a todo se quitó la camiseta, que ya le dejaba todo el estómago al aire y parecía más apropiada para una niña que para una mujer de bandera como ella. No se la sacó ni muy rápido ni muy lento, pero la prenda le iba tan ajustada que al subírsela arrastró con ella los dos triángulos de su bikini verde, de la marca “dos tallas menos”. De manera que allí se quedó su señora, con los pezones al aire frente a los sátiros, en dos fases: la primera con la camiseta alrededor de la cabeza y los pezones como trufas heladas al descubierto y luego, cuando se la quitó por fin… se dio cuenta del desliz y volvió a colocarse el maldito bikini de cortina, ¡tan escaso para tanto relleno! Acto seguido, se bajó el pantaloncito, también blanco, a juego con mini, mini camiseta. El short también era mini, claro, y tan blanco y se transparentaba tanto que la diminuta braguita ...
... verde del bikini era visible hasta desde un satélite. Se bajó el pantaloncito, igual que la camiseta, ni demasiado deprisa, ni demasiado despacio… Pero de nuevo estaba tan ceñido y su piel tan pringosa que esta vez fue la braguita del bikini la que se bajó con él, resbalando como por accidente. Bueno, por accidente, por accidente… ¿Seguro? “¡Uy!”, se limitó a decir Mabel con una sonrisa traviesa cuando su coñito perfectamente depilado quedó a la vista de todos, incluyendo al hijo del gerente del hotelito, un adolescente contrahecho y con acné A lo mejor fue su percepción pero a su marido Dimas le pareció que tardaba un poco más de lo que hubiera sido deseable en volver a acomodarse la braguita para taparse el pubis. Pero todos aquellos gritos de júbilo borrachuzo no permitían ignorar lo que había pasado. Tampoco ayudó que se siguiera quitando los pantaloncillos con gran lentitud, esos mismos minishorts que se le pegaban a los muslos, a las pantorrillas, hasta que por fin llegaron a los tobillos, levemente alzados sobre sus sandalias de tacón de suela de corcho. Un espectáculo sólo para adultos.
Dimas tragó saliva y se preguntó: “¿Cómo él y su adorable esposa habían acabado así?
Tres días antes
Se le ocurrió ir a Playa de Cofete en Fuerteventura por un folleto que se dejó su hermana en el recibidor. Su hermana Reme había venido a Madrid para pasar el casting un famoso programa de citas en la que no se escogía a los participantes por su cerebro, precisamente. Y se les ...