1. Desafío de galaxias (capitulo 20)


    Fecha: 02/09/2020, Categorías: Incesto Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... oradora, —le dijo Esteban con una sonrisa cuando por fin estuvieron solos—. Me has dejado muerto.
    
    —¡No te rías! —contestó sonriendo también—. Odio hablar ante tanta gente.
    
    —¡Joder, pues se te da de miedo! ¿Vas a estar con nosotros una semana, como está previsto?
    
    —Si no ocurre nada, sí.
    
    —Tu presencia será beneficiosa. Con todo lo que se ha contado sobre ti, los kedar te han rodeado de una aureola casi mítica.
    
    —¡No exageres anda! Ha sido una buena idea montar este acto, Paco. Ayudara a reclutar gente.
    
    —Falta nos va a hacer. El tema de las mujeres es un problema, y gordo, mucho más que el de las etnias. Los hombres son reacios a permitir a las mujeres combatir…
    
    —¡No me lo puedo creer! Es inaudito, —le interrumpió Marisol visiblemente molesta.
    
    —Desde luego. Solo para nombrar a Aunie oficial de enlace, tuve que pegarme con los jefes étnicos y civiles.
    
    —¿Y las mujeres? —le preguntó—. ¿Se quieren alistar?
    
    —Si, sí. Por ahí no hay problema. Aunie maneja ya una lista de unas quinientas voluntarias.
    
    —Pues entonces no le des más vueltas. Forma tres escuadrones y entrénalos. Traslada algunas de nuestras tenientes para que tengas mandos con experiencia.
    
    —Estoy de acuerdo, —afirmó Esteban—. Ya lo había pensado, pero no me atrevía a ser tan radical.
    
    —Si hay dificultades con los jefes civiles y étnicos, déjalos de lado y no cuentes con ellos, —le ordenó tajante—. Monta centros de reclutamiento propios, y que todo el que se aliste tenga claro, que en ...
    ... nuestro ejército no hay discriminaciones, ni de sexos, ni de razas.
    
    —A la orden mi señora, como siempre, —respondió Esteban con una sonrisa de afecto.
    
    —Y nombra a Aunie capitán de estado mayor. Que siga con su trabajo, pero así estará libre de la influencia kedar.
    
    —Dentro de dos horas hay un acto protocolario con las autoridades, estaría bien que la dieras sus insignias personalmente.
    
    —Eso está hecho.
    
    Al día siguiente los tres escuadrones de mujeres comenzaron a entrenar, y Aunie, con su flamante uniforme de oficial de estado mayor seguía con sus quehaceres de enlace. Durante toda esa semana, Marisol visitó las siete colonias, los campos de entrenamiento y los destacamentos. Acompaño a las patrulleras por el espacio de control federal y aguantó con estoicismo y una sonrisa artificial las idioteces de los jefes étnicos.
    
    —Me tienes sorprendido, —reconoció Esteban. Marisol y él, estaban sentados en una mesa, junto al ventanal de la cantina principal del Ares. Desde allí veían el ir y venir incesante de naves federales a través del portal— has aguantado una semana sin cargarte a ninguno de ellos, y me imagino, que ganas no te han faltado.
    
    —Sobre todo al jefe de la etnia Rhis…
    
    —¡No te preocupes! —exclamó Esteban después de soltar una carcajada— a ese le queda poco: ni los suyos le aguantan.
    
    —Menudo personaje, pero en fin, no voy a hacer nada que te pueda poner en dificultades y supongo que estrangular a alguno de ellos, lo haría.
    
    —No creas, podría vivir ...
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