LOS LIBIDINOSOS Y EL CINE - Relatos Eróticos

LOS LIBIDINOSOS Y EL CINE

... nos tenía aquí ensimismados... de pronto dijo un lacónico “Si, vamos atrás,” y yo le pregunté ¿Vas tu y te sigo?, no contestó, se levantó, la dejé pasar y la seguí.MM. Me acomodé la falda, ordené mis pechos salidos del sostén y me levanté en busca, como lo hacía años atrás, del amparo de la última fila del cine, para en su penumbra entregarme a los juegos amorosos con ese macho que me reclamaba …G. Nos sentamos en la última fila, de nuevo ella quedó a mi derecha, pero en vez de sentada normalmente tenía las piernas separadas y su cuerpo inclinado hacia mi asiento.MM. Me acomodé en la penumbra, con las piernas abiertas y los botones de la falda desprendidos, esperando glotona y sudorosa el fervor de su cuerpo… Dios que primorosa sensación de lujuria… Vennnn por dios, ven a mi…G. Me aproximé sin sentarme para que ella notase el bulto en mis bermudas, lo notó, lo miró despacio y antes de sentarme ya lo estaba intentando alcanzar, me senté y noté su mano dentro de la pernera, buscando con ansiedad su presa.MM. Dios, tenía una erección divina, su pene parecía reventar la bermuda, duro, grande y amenazante, un regalo para mis deseos de ser partida en dos por esa berenjena. .G. Yo me giré hacia ella para alcanzar su pecho con la mano izquierda, mientras con la derecha bajaba hacia su falda, ya notaba el calor de su sexo cuando noté como su mano salía de mi pernera y comenzaba a buscar la bragueta.MM. No resisto más por favor, mis manos requerían esa verga sublime, con los ojos ...

... entrecerrados y la trompita roja, mojada, jadeante y estimulada busque mi alimento a tientas… quería chuparla y abrigarla en mi boca… Entregarme al madrileño, que hurgaba en mis tetillas como un enajenado …G. Ella estaba empapada, tenia que estarlo ya que yo podía notar calor en mis dedos sin ni siquiera tocar su ropa interior, el pezón que rozaba estaba duro, saqué la mano de la blusa e intenté soltar otro botón, no me dejó, pero ella ya tenía agarrado mi pene,MM. Dios, como agoniza una mujer por un falo rígido y palpitante, que parece explosionar por el deseo que le provoca al macho, misión de hembra que se entrega y da todo por el placer de su macho.G. Suavemente me aproximé para besar su pecho, no pareció gustarle, movió un poco su brazo izquierdo impidiéndomelo, además mi postura le impedía tocarme como ella parecía querer hacerlo.MM. Lo aparté de mis pechos, me había ganado la urgencia de tener ese falo en mi boca, el placer de encontrar, la aventura de descubrir, el regocijo de desear y la lujuria de entregarme, me había ganado toda la leche que le pudiera sacar en mi actitud que había dejado de lado pudores y temores para llegar a la entregaG. Desistí, me recliné hacia el respaldo quedando de medio lado y toqué su tanga, estaba empapado, lo noté en mis dedos, no era humedad, notaba mojadas las yemas de mis dedos. En ese momento ella separó más las piernas... noté como su mano se acercaba a la mía, allí en su entrepierna, su mano apartó el tanga... y mis dedos fueron ...