1. Acampada sexual


    Fecha: 05/09/2020, Categorías: Lesbianas Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    ... alegra que no sea tu caso.
    
    —Muchas gracias, señor Rafael. Usted es muy gracioso, me hizo reír mucho con sus chistes.
    
    —Es muy joven ese muchacho que tienes de novio, seguro que disfrutarás de alguien con más experiencia —picó don Gabriel, codeándome.
    
    —¡Eh, eh! ¡Piratas! Si está con mi hijo es porque le gusta él, y ahora que Noelia está pasando tiempo conmigo, verá que yo multiplico todas esas cualidades que ese muchacho imberbe heredó de mí. ¡Ja, aquí el suegro tiene la potestad!
    
    —Maldita sea, yo tengo hijas, no hijos —don Gabriel se pasó la mano por su blanca cabellera, antes de rodearme la cintura con su brazo para apretarme contra su moreno cuerpo—. ¡Cómo quiero una nuerita como tú, bombón! ¿Cuánto tiempo más vas a estar por aquí?
    
    —Hasta mañana, señor Gabriel —bebí la cervecita.
    
    —Miguel, sé buen amigo e invítala a ese lugarcito “especial”, ¿qué me dices? Mañana por la mañana.
    
    —¡Jo! Noelia —mi suegro rodeó mis hombros con su brazo. Estaba atrapada entre dos maduritos; había más chispas entre nosotros que en el mar—. Mi esposa ya tiene planeado visitar mañana los humedales, seguramente irán las señoras de Gabriel y Rafael. ¿Quieres pasarla con ellas o con nosotros? No iremos a los humedales, sino a un lugar muy especial y secreto. Prometo que te va a encantar.
    
    —Uf, lo cierto es que tengo que aprovechar y pasar tiempo con su esposa también, que para eso he venido…
    
    —Entiendo, Noelia. Es comprensible. Total, solo somos unos viejos venidos a ...
    ... menos.
    
    —No… ¡No diga eso! Y no ponga esa carita, don Mig… quiero decir, papá —le dije acariciándole la pierna—. ¡Claro que les voy a hacer compañía, me haría mucha ilusión pasarla con ustedes!
    
    —¿En serio? —don Gabriel, que seguía abrazando mi cinturita, apretó con fuerza—. Noelia, en serio caíste del cielo, ¿dónde están tus alitas? ¡Confiesa!
    
    —¡Ya, exagerado!
    
    Luego de un rato más bebiendo y riendo, volvimos mi suegro y yo a la finca porque ya estaba anocheciendo. Tomados de la mano como si fuéramos una pareja. Él súper sonriente y yo muy pegadita a su cuerpo, lo cierto es que me estaba encantando ese lado coqueto y picarón de ese hombre, ya ni decir de sus amigos. Los accidentes durante nuestro juego de vóley quedaron allí en la playa, como un secreto enterrado bajo la gruesa arena y las chispas del atardecer. Es más, las ganas de asesinar a mi novio se esfumaron y solo quería verlo cuanto antes.
    
    Don Miguel preparó una fogata mientras yo me bañaba; luego se nos unieron mi novio con su mamá, que volvieron del museo del parque. Tras la cena, sus padres fueron a su carpa, mientras que yo contaba los segundos para que mi chico me tirara de la mano y me llevara a su tienda o a la mía, ¡pero ya! Y así fue. Dentro de su carpa, dibujando chispas sobre su pecho, maquillé un poco los sucesos de esa tarde.
    
    —¡Así que les ganaste a los amigos de papá! ¡Vaya campeona!
    
    —Uf, nene, ¿te parece si hacemos algo?
    
    En ese momento escuchamos unos tímidos gemidos provenientes de la carpa ...
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