-
El diario de Claudia: terminé violada y bañada en semen
Fecha: 04/10/2020, Categorías: Gays Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos
... sentía esas cabezas gigantes y ese cuello venoso sobar todo mi interior. Me cogían una y otra vez, sin parar, sin descanso, sin piedad. Luego de terminar con mi trasero se acercaban a mi boca y me forzaban a hacerles una garganta profunda. Tarde o temprano, terminaban disparando su deliciosa carga de semen en mi ano, o mi garganta, o mi cara. A través de los espejos podía verlo todo: mi cuerpo desnudo, extendido sobre el taburete, mis piernas y brazos atados, mis violadores, los penes que se introducían por todos lados. Perdí noción del tiempo. Me habían cogido al menos 100 hombres, por ambos orificios. “Aun puedo, aún puedo” Cuando llegué al cachero 150 todo mi cuerpo estaba bañado en semen. Mi boipussy estaba TAN abierto que fácilmente podrían haberme cogido tres simultáneamente. Mi garganta estaba adormecida por todos los penes que había mamado; tenía tanto semen en la cara que apenas podía ver, solo me esforzaba por tragarme cada gota que chorreaba hacía mis labios. Yo lloraba, no de dolor, sino del placer infinito que sentía. A la mitad del grupo hicieron un alto para cambiar mi posición. Apenas podía pararme así que tuvieron que ayudarme; el semen seguía chorreando de mi culo. Trajeron una camilla, parecida a la que usan los ginecólogos. Me echaron boca arriba, y luego colocaron mis piernas abiertas sobre los soportes de acero, asegurándose que queden lo más abiertas posibles. Mi cabeza quedó descansando sobre un soporte acolchado, con el cuello ligeramente ...
... doblado hacia atrás. Querían asegurarse que seguiría chupando vergas. Llegó el siguiente grupo: otros 150 negros con vergas gigantes. “Tengo que seguir. Soy una puta y se los voy a demostrar” Nuevamente el trabajo en pares: mientras un me perforaba por abajo, otro lo hacía por arriba. Era incesante, era ardiente. Era surreal. Ninguno decía una sola palabra, eran como máquinas para coger, solo perforaban, depositaban su leche en mi cuerpo y desaparecían. De vez en cuando alguno de los que ya me habían tomado se acercaba, se masturbaba y esparcía todo su semen donde mejor les parezca; eran increíbles, cada uno lanzaba chorros de medio litro o más. Ya iban 280. Solo 20 más. Pronto acabarán. Me seguían violando. Mi vagina anal era ya un cañón – completamente expandido, ensanchado, lleno de semen. Cuando parecía que terminaríamos vi a un grupo de ellos aproximarse hacia la cama con algo extraño; era un envase plástico grande conectado a una manguera; dentro del envase había un líquido lechoso. “¿Será lo que estoy pensando?” De inmediato salió la verga que tenía en la garganta y en cambio colocaron un extremo de la manguera en mi boca (mientras tanto seguían cogiéndome por atrás); tenía un orificio de casi una pulgada de ancho. “Abre” Obedecí. Uno de los asistentes abrió una especie de válvula…era lo que pensaba: semen. Al menos cinco litros de semen aún tibio. “¡Mierda!, ¿están locos?” Pero antes que pudiera terminar el pensamiento un rio de esperma empezó a ...