1. Provocado por mis hermanas


    Fecha: 14/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... noche estábamos toda la familia viendo la tele, una película. Era un poco raro, la verdad, que estuviéramos todos juntos, pero la peli era buena. En un momento salió una escena de sexo un poco fuerte y larga que comenzó a excitarme. Yo estaba flanqueado por mis dos hermanas, y de repente, como si nada, Bea se levantó y dándome un golpecito en el pene me dijo: “¡Que te emocionas!”. Hubo alguna sonrisa en casa, pero pasó muy desapercibido aquello, menos para mí. Aquella era la prueba definitiva.
    
    Me acosté esa noche dándole mil vueltas a la cabeza, y por otro lado muy excitado por la proximidad de la tentación a la que le sumaba mi cobardía por intentar nada con ella. Pensaba que quizás ella dio el primer paso y que esperaba de mí dar el segundo. Y a las tres de la mañana lo hice. Salí en silencio de mi habitación y a oscuras crucé todo el pasillo hasta situarme frente a la puerta de la habitación de Bea. Tenía miedo de lo que pudiera pasar porque a cada paso que daba mi certidumbre iba mermando. Pero por otro lado pensaba en lo buena que estaba Bea, una chica cañón que me sacaba seis años. Sólo pensaba en aquella imagen de Bea con mis shorts mostrándome el coñito. Así que entré en su habitación intentando hacer el menor ruido posible, ya tenía pensadas excusas por si se despertaba y me “pillaba”. Me acerqué a la cama no sin dificultad por la oscuridad, ella seguía inmóvil, podía advertir el bulto que hacía ella en la cama. Respiré profundamente y me metí bajo las mismas ...
    ... mantas.
    
    Lo primero que percibí fue su olor y su calor. Me atreví a acercar la mano hacia su cuerpo, me estaba dando la espalda, la toqué, estaba desnuda. Hizo como una pequeña contracción que me asustó y retiré la mano, pero se quedó inmóvil, así que volví a extender mis manos hacia ella. Ronroneaba como en sueños, pero, ¿Podía creer que estaba dormida realmente?. Mis manos fueron cercándola para llegar a sus pechos donde sus pezones me esperaban ya erectos como lo estaba mi polla desde hacía rato. Pegué mi cuerpo al suyo, y estuve un buen rato acariciándole los pechos y arrimándome a su culito. Después de eso me sumergí entre las mantas, y ella simulándose la dormida se giró para quedarse boca arriba y facilitar mi incursión. Nunca antes había estado tan cerca de un coño, y su olor fue para mi toda una novedad. Allí abajo olía a una mujer preciosa y deseada. Le aparté suavemente los muslos, ella me ayudaba, y metí mi cabeza hasta el fondo para con mi lengua lamer aquella vulva que ya estaba húmeda.
    
    Movía la lengua de arriba abajo, chupaba, mordía… hacía todo aquello que había visto en las películas porno, pero esta vez era yo el protagonista del placer. Ella increíblemente seguía haciéndose la dormida, y creo que aquel juego me encantaba. Seguí chupándola y metiéndole mi lengua en el coño hasta que entendí que se corría porque no disimuló ya los movimientos y con contracciones de su cuerpo acabó por inundarme la cara de sus flujos. Estaba tan excitado que no sabía que ...
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