1. El inquilino


    Fecha: 17/10/2020, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... continuaba mostrando caras de asombro por mis explicaciones cargadas de experiencia. -¿Tú…?. ¿Tú lo llevas rasurado?- preguntó titubeando tragando saliva por su atrevimiento, pero como siempre con cierta naturalidad que transmitía la confianza suficiente como para confesarte. -A veces, ahora del todo no, pero casi- en la posición en la que estábamos abrí y cerré mis piernas un par de veces para que se fijase en mis braguitas blancas de algodón en plan juguetona. -Caray que suerte tiene tu marido- exclamó suspirando atento a mi abrir y cerrar de piernas. -Pues nadie salvo tú lo diría- le rebatí fingiendo entristecerme. -Sandra no te preocupes, ya verás como volvéis a recuperar la pasión, son ciclos que vienen y van- de nuevo apareció el Miguel sensato restando importancia a los problemas. -Ya, pero el tiempo pasa y luego a lo que queramos ya no podremos- pronuncie triste al tiempo que abría y cerraba de nuevo un par de veces mis piernas juguetona provocando su atenta mirada. -No digas eso, para eso siempre hay tiempo- trató de rebatirme comenzando a acariciar mis piernas tímidamente llevado por el momento con sus dos manos. -Ya, ¿y tú qué?. ¿Hace cuanto que no estas con una mujer?- desvié el tema tratando de averiguar el efecto que podía tener en él sus caricias en mis piernas. -¡Uff!, hace ya tanto que ni me acuerdo- suspiró añorando tiempos pasados reclinando melancólico la cabeza hacia atrás. -¿Te puedo hacer una pregunta?- interrumpí sus resoplidos. -Por supuesto- ...
    ... respondió como siempre tan dispuesto aún a sabiendas de que había esquivado notoriamente mi pregunta anterior. -¿Eso es por mi culpa?- pregunté señalando con mi pierna y mi mirada el bulto que se adivinaba bajo sus pantalones del pijama medio burlándome de él. -¿Tú que crees?- no quiso responder a lo evidente relativamente avergonzado mientras me miraba fijamente a los ojos. -No sé. Dímelo tú- quise escucharlo de su boca al tiempo que retiraba mis piernas de su regazo para que se evidenciase la erección que el pobre escondía bajo el pantalón. Aquel madurito interesante estaba avergonzado. Una sonrisa burlona se dibujó en mi rostro al mostrarse ante los ojos de ambos lo evidente. -Si Sandra, me has puesto como una moto- respondió con su naturalidad característica contrario a la vergüenza que su enrojecida cara figuraba. -¿Qué vas a hacer?- esta vez quise llevar la situación al límite, me gustó provocarlo, tensé el juego y deslicé mi pierna hasta acariciarle su miembro con el dedo gordo de mi pie por encima de la tela de su pantalón. Fue una caricia sutil, un par de golpecitos juguetones con mi extremidad, lo suficiente como para sentir el contacto de su miembro duro bajo la tela contra la piel desnuda de mi pie. -Pues no sé, pero algo tendré que hacer, ¿no crees?- argumentó mientras se dejaba hacer por el movimiento de mi pie y las caricias de mis piernas rozándose contra las suyas, contemplando ansioso mi provocación y preguntándose mentalmente hasta donde estaría dispuesta a dejar ...
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