El inquilino
Fecha: 17/10/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues
... generada por su comentario anterior. Por suerte para los dos mi hijo entró en la cocina pidiendo que alguien le ayudara con los deberes. -Anda ve tú-, le dije al maestro – que hacer los deberes se te da mejor que tender la colada- y gracias a mi comentario nos volvimos a reír los dos. No pasó nada más que señalar durante algunos días, y si bien esa fue la primera conversación un poco picante que tuvimos entre los dos, con la confianza y el paso del tiempo se sucedieron algunas más por el estilo. Por lo demás la convivencia era perfecta, por suerte Miguel y mi marido eran del mismo equipo de fútbol, por lo que los días de partido era yo la que marchaba a la tele de la cocina a ver mis series antes de ir a la cama, y que era el rato en el que coincidíamos los cuatro, bueno los tres, porque mi hijo a esas horas ya estaba durmiendo. El resto de días decidía yo lo que ver, entre otras cosas porque mi marido se quedaba dormido y Miguel se retiraba a su cuarto a preparar o corregir exámenes. Esto fue más o menos así hasta que mi marido tuvo que salir de viaje semanas enteras por motivos de trabajo. La cosa cambiaba esos días. Después de cenar, acostaba a mi hijo, le leía su cuento de todas las noches y regresaba al sillón del salón dispuesta a ver alguna película o serie de esas horas. Los primeros días Miguel se encerraba en su cuarto como venía siendo costumbre, pero con el paso del tiempo y de los días de ausencia de mi esposo, se interesó poco a poco por las mismas series y ...
... películas que me gustaban a mí. Lo que realmente creo es que le gustaba estar acompañado en relativa intimidad. Así es como muchas veces permanecíamos los dos solitos sentados en el sillón viendo la tele. De no ser por la diferencia de edad y por lo que ponía en el libro de familia, parecíamos un verdadero matrimonio. Incluso mejor, pues Miguel nunca perdía la buena educación ni el respeto. Siempre correcto. Se mostró en todo momento atento y educado, se levantaba a traerme cuanto le pedía si algo se me había olvidado en la cocina, es más, se desvivía por hacerme favores. Todo lo contrario que mi marido, que no se levantaba para nada del sillón y siempre me mandaba a mí por las cosas que se le olvidaban a él alegando estar cansado. Como si llevar la casa no cansase. Su conversación era amena e inteligente, y si bien alguna vez lo había pillado en algún desliz observándome las piernas o el escote, enseguida retiraba la mirada avergonzado. Con él llegué incluso a conversar de temas que no hablaba con mi esposo. Supongo que le pedía consejos dada su edad y su experiencia en muchas cosas, pero sobre todo en lo que a la educación de mi hijo se refiere. Un día de esos en que mi marido estaba de viaje, y mientras estábamos viendo los dos juntos por la noche una peli en la tele, surgió una escena de sexo entre los protagonistas. Miguel sutilmente dejó caer que en los tres meses que más o menos llevaba hospedado con nosotros no le había parecido que yo tuviese relaciones con mi marido. Y ...