El ático
Fecha: 21/10/2020,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... un preservativo y lo enfundó en un pepino. Al verlo sentí miedo, pero a la vez un gran deseo, esperaba para ser ensartado, inesperadamente la trayectoria de aquel falo se desvió, hasta mi boca y ella me obligaba a chuparlo, durante largo rato aquella escena se repitió hasta que inevitablemente aquel elemento se dirigió a mi esfínter, las maniobras de entrada se prolongaron durante algunos minutos y precisaron la ayuda de sus dedos y de algo de vaselina, debo reconocer que en algunos momentos el dolor se apoderó de mi cuerpo, pero había algo dentro de mí que me hacía disfrutar de todo aquello, supongo que el sentir esa parte mi cuerpo aceitosa y pringosa.
Cuando aquel cuerpo se hizo el hueco necesario entraba y salía como tantas veces había hecho mi miembro, en ella, la imaginaba disfrutando como yo hacía con cada sacudida.
Parece que ambos pensábamos lo mismo porque mirándome fijamente a los ojos me dijo:
- Quiero sentir todo lo que tú sientes. Quiero sentirlo todo.
Yo la contesté que era todo suyo y que podía hacer todo lo que desease.
- ¿Todo? replicó ella.
Entonces su cara cambió y empezó a tocarse los pechos, me moría, ella sabía que aquello era superior a mí, sin duda sabía cómo encenderme. En un segundo se encontraba completamente desnuda introduciendo sus pezones en mi boca.
La sentía excitadísima y deseaba provocarla, entonces la dije:
- ¿Eso es todo? - ¿Te atreves a más? Contestó ella, en un tono amenazante.
Por supuesto le repetí que me ...
... atrevía a todo.
Ella dirigió su coño a mi boca, al tiempo me indicaba que debía lamerlo. Al tiempo ella se masturbaba y acariciaba sus bolas.
Comenzó a hablar.
- Quiero sentir lo que tu sientes... - Hizo una pausa - Quiero correme en tu boca como tú haces en la mía.
Yo la contesté que podía hacerlo cuando quisiese. No volvió a decir nada más tan sólo gemía sin parar, entonces chilló que se iba a correr y comenzó a derramar una larga meada sobre mi cara, especialmente en mi boca. Debo reconocer que desde luego disfruté con aquello, durante el tiempo que aquel líquido caliente chocaba con mi piel recordaba las veces que mi semen lo había hecho sobre la suya y como aquello me había hecho vibrar de placer, la sensación me pareció deliciosa y sólo deseaba que ella disfrutase con aquello tanto como yo lo hacía.
Cuando su orgasmo finalizó me encontraba empapado, pero excitadísimo, ella se alejó y se tiró sobre el sillón.
Desde esta posición no sabía qué hacer, el pepino estaba aún en mi interior y yo estaba completamente mojado.
Fue cuando ella me rogó que levantara y me acercara a ella. Así lo hice, me senté a su lado, se incorporó y agarró mi nabo con una mano mientras me miraba a los ojos y me masturbaba deliciosamente, se agachó e introdujo el miembro en la boca, estaba húmeda y la conjunción de sus labios y su boca desplazando mi prepucio hacia atrás hacía cada uno de sus movimientos se convertía en un pequeño orgasmo, mi miembro se endurecía cada vez más y ...