A la madre lo que pida (La Historia Continua))
Fecha: 24/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: juandeldiablo1957, Fuente: SexoSinTabues
... sus hombros, al tiempo que ya experimentaba una tremenda erección, rápidamente me quite los calzoncillos dejando que mi verga se apoyara entre los dos cachetes de sus nalgas. Le dije, madre, de verdad que yo te entiendo, pues yo también resentí la ausencia de la casa y por supuesto que también resentí tu ausencia, varias noches soñé que te tenía en mis brazos y que te amaba con toda la pasión que siento por ti, mientras le decía eso, yo le frotaba sus brazos, sus hombros y sus tetas. Ella se dio la vuelta, la abracé y la empecé a besar con todas las ganas que tenia de ella, por la larga abstinencia que sufrimos los dos y ya era hora de que calmáramos nuestras ansias. Yo le sobaba las nalgas, esas nalgas que me encantaba morder, me separe un poco de ella, solo para poder jugar con su pezón, mientras los hacía, mi otra mano fue en busca de su vagina y la encontró, mis dedos recorrieron la rajita de sus labios vaginales con toda calma, mi madre abrió ligeramente las piernas, para qué pudieran mis dedos explorar su conchita divina. Mi madre estaba como ida, empecé a sentir su vagina muy húmeda, así que, sin pensarlo, la senté en la cama y me hinque frente a ella, tome sus piernas, las abrí, ella levanto sus caderas para facilitarme las cosas, coloque sus piernas abiertas sobre mis hombros y mi boca golosa sus labios vaginales y me di un festín. Comencé a chuparle su vagina de una manera por demás desesperada, mi madre cerró los ojos y arqueo su cuerpo hacia atrás, con la vista ...
... al cielo y apretándose los labios. , diciéndome entre susurros de placer, hijo, que rico lo haces. Pese a ya haber tenido varios encuentros sexuales, ella me dijo entre suspiros, que esto no estaba bien, porque ella era mi madre, yo le dije, no digas nada mama, solo déjate llevar, le dije, que no había problema si en ese momento ella ya no quisiera seguir con esto, pasaron unos segundos, como ella no me dijo nada yo seguí mamando ricamente esa vagina, en ese momento y todavía el día de hoy, sigo pensando, que era mi obligación hacerle el amor a mi madre, para mantenerla contenta y feliz. Mi madre, se quedó en silencio, ya que solo salían gemidos callados de su boca, se notaba que estaba disfrutando lo que le estaba haciendo. Mi lengua penetraba hasta el interior de su vagina y mis labios chupaban delicadamente su clítoris, mi madre comenzó a hacer movimientos de cadera, restregaba su sexo en mi cara, mientras yo estrujaba con las dos manos sus grandes tetas, vi en su cara una expresión de auténtico placer, ella no tardó mucho en venirse, después de la sabrosa venida que tuvo, cuando se medió repuso, mi madre tuvo otro momento de conciencia, bajo las piernas y se levantó, al tiempo que me decía: “Gracias hijo, pero esto no debe seguir”. Cuando se puso de pie, yo ahí hincado, le dije, “no, madre, no me des las gracias” y le pregunte, señalando mi verga erecta, ¿mami me vas a dejar así?, dicho esto, me senté en la cama, ella titubeo solo unos instantes, me miro y con sus ojos ...