1. ¿Sabe igual el semen de un negro que el de un blanco?


    Fecha: 28/10/2020, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... nuestros padres) - ¿A qué sabe tu leche? - Pues a leche…, de hombre. No lo sé. Es para las mujeres, jaja. La respuesta sarcástica no me responde nada, así que tendré que saber por propia experiencia a qué sabe la leche de hombre. - Ahí va, ya viene, ya viene!, me dice, haciendo gestos de que pare de chupar y que mantenga el glande dentro de mi boca. Zas, chorro, chorro, chorro. Me llena mi boca. Cuando noto que tengo en la boca cantidad suficiente empiezo a tragar y el recorrido del semen por mi lengua hasta mi estómago. Pues…, mientras que la polla tiene un olor característico (e incluso el mismo semen), el sabor es más sutil. No sabe a mucho. No tiene mucho sabor, así que no me incomoda. Está bueno (si tiene tantos nutrientes, jaja) Le he dejado la polla mojada de mi saliva, pero limpia de semen. Me lo he tomado todo. Huele a semen o huelo a semen, porque tengo en los labios. Se seca su polla con pañuelos de papel, y nos vamos cada uno a dormir. Podría pensar ahora…, e incluso creo, que chupar la polla a un hermano es quizá un poco más atrevido que solo verle desnudo e incluso tocarle sus genitales. En fin…, pero no pasó de ahí. Cada par de días, nos confabulábamos para tener un hueco de intimidad, que él sacase su polla, y yo le ordeñase y luego me bebiera la leche recién salida del manantial de sus huevos gordos. En verano, en su habitación casi siempre por la noche, una vez que estábamos libres. Pero alguna vez le mamé su polla fuera de casa, incluso en el campo, y a ...
    ... plena luz del día. Pero nada de exhibicionismo. Antes nos cerciorábamos de que nadie nos veía. Es que…, cuando mi hermano estaba muy cachondo y quería vaciar sus huevos, a veces no estábamos en el mejor sitio ni la mejor hora, y había que buscar un lugar para ello: en la casa de la sierra de mis tíos: nos vamos de caminata él y yo diciendo que íbamos a dar un paseo a tal sitio…, pero las intenciones eran otras. En lo alto de un risco, se desnuda por completo y vamos a lo que vamos, a mamar, a mamar. Fueron tantas veces en ese verano que ya no es que me habituase al sabor suave de su semen, sino que me creía que era un nutriente muy bueno. Con discreción, le vaciaba sus huevos, y me lo bebía todo. Ahí, en un risco, a las 12 del mediodía, yo vestida (de excursionista, botas de trekking), él desnudo (se había desnudado, pecho al aire, bermudas y gayumbos bajados), y, yo a mamar. Además me gustaba verle desnudo porque tenía un buen cuerpo, de chico deportista de su edad. Siempre es agradable ver eso. Y, bueno, voy a la última parte de mi relato, que me alargo mucho en recuerdos emocionantes. Adicta a su semen, mi hermano estaba encantado, y quiso darme una sorpresa. (Seguimos en verano, han pasado un par de meses desde el primer lechazo que me bebí) - Te gusta mi leche, ¿no? (me dijo eso tras un orgasmo suyo con sus eyaculaciones abundantes) - Sí. Jaja, me he vuelto una adicta (realmente, yo no le pedía leche. Él me ofrecía y nunca me resistía…, porque me gustaba) - ¿Has probado ...
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