1. La última vez con mi prima


    Fecha: 29/10/2020, Categorías: Incesto Autor: traviesopepe, Fuente: CuentoRelatos

    Tengo una prima con la que siempre jugábamos a darnos besos cuando chicos, cada año que pasaba los besos eran más ricos y calientes. Siempre tuvo un culo grande y durito, y bastante desarrollados los pechos, los besos fueron incluyendo las manos. Confieso que en mis años de colegio muchas de las pajas que me hacía iban en honor a ella. Siempre que la encontraba sola, trataba de comérmela a besos y tocarla entera, en lo posible por debajo de la ropa. Crecimos y no sé por qué nunca más me pescó. Yo jamás dejé de fantasear con su culo, de vez en cuando le mando mensajes comprometedores, pero me ignora.
    
    Nos encontramos en una comida familiar, cada vez que le veía me embobaba con su culo, esa noche no fue la excepción y cada vez que pude le daba un agarrón, ella me miraba feo. En un rincón le pregunté qué había pasado, por qué no me pescaba si nos divertíamos y ahora grandes la podíamos pasar mejor. Ella contestó que era cosa de cabros chicos, que ahora no tenía sentido seguir con esos juegos y que no se repetiría más.
    
    Su casa estaba a unos 20 minutos caminando, les dijo a mis tíos que se quería ir, pero a ellos no les pareció la idea de que caminara sola y me ofrecí a encaminarla. La noche estaba tibia y conversamos sobre la vida, no tocamos el tema de estar juntos. Llegamos y yo tenía pensado no quedarme, así que pasé al baño, cuando salí ella indiferente, sentada en el living había prendido la tele, la abracé por detrás, le dije al oído que estaba muy rica, se limitó a ...
    ... decir “nunca más”, así que le contesté que estaba bien, que me iría, pero que necesitaba el último beso, me miró seria y consintió, sólo un beso y no volveríamos a travesear. Le tome la cara y nos besamos
    
    Ella respondió a mi beso muy pasionalmente, fue un beso largo y caliente, le tomé la cintura y la apreté fuerte hacia a mí, me abrazó y mis manos casi en forma inconsciente bajaron a su culo y lo acariciaban lentamente. Se detuvo, tomo aire, me miró a los ojos y volvió a besarme, mis manos ya no eras tiernas, sino que agarraban esa cola con fuerza, además escabullían por dentro del pantalón y calzón tomando sus nalgas.
    
    Comenzó a besarme el cuello y a sacarme la chaqueta, mientras mis manos la seguían acariciando, comenzamos a cercanos a la mesa, botamos una silla, la tomé y senté en el comedor. Ahora yo le lamía el cuello, le quitaba su chaqueta y sacaba su polera, quedó en un lindo sostén blanco, con encajes que traslucían sus rosados pezones, seguí besándola, yo estaba muy caliente, y ella cada vez que lamía desde la base del cuello hasta su oreja, soltaba un pequeño gemido. Comenzó a tocarme el paquete encima del pantalón, mientras yo, la tomaba del pelo con una mano y con la otra desabroché su sostén, le comencé a besar los hombros y retirar las tiras, le tiré el pelo, y cuando llevo su cabeza atrás le lamía los pechos. Ella desesperada sólo podía tomarme los hombros. Yo le mordía un pezón, una mano en el pelo y la otra desabrochándole el pantalón. Sus gemidos se ...
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