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Llamadas calientes
Fecha: 01/11/2020, Categorías: Confesiones Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos
Ya llevábamos un tiempo hablando en la distancia que nos separaba. Era obvio que eras un chico estupendo con muchos intereses que me atraían. Por mi parte yo también parecía agradarte e interesarte. He de decir que soy un persona que observo cada detalle, me encanta obsequiar a quien aprecio y sobre todo soy, muy muy espontánea. Haciendo honor a esa espontaneidad que me caracteriza, te llamo una noche. -Me gusta oír tu voz. Devuelves el cumplido diciendo que a ti también te gusta mi melódica y dulceciña voz. Estamos un buen rato de conversación hasta que me paro y te pregunto “¿Me quieres corromper?” Te quedas sin saber que decir y te explico que tengo la no tan ligera impresión de que los hombres me ven como a una niña buena a la que le gustaría corromper porque cuando sonrío creen ver mucha picardía. Sigues sin saber que decir, asique atajo diciéndote que no se puede corromper lo que está corrupto y así te lo demuestro. -Estas en cama, ¿no? -Así es. -Sácate la parte inferior del pijama. -No me gusta que me den órdenes. -Yo no soy las demás. Obedece y cállate. -Sí. -Si me merece la pena puede que yo me quite los míos y te acompañe. -Me encantaría. -No me importa lo que te a ti te apetezca o te guste. -Atiéndeme bien porque están tus padres en la habitación contigua y no quiero que nos oigan asique te voy a susurrar al oído. -Ponte de lado en la cama. -¿Por qué? -Sin preguntas. -Está bien. -¿Te estas ...
... tocando ya? -No, aún no. -Bien. -Voy a acostarme detrás de ti, no hagas ruido cuando me notes rozar tu espalda. -Vale. -Recorro con un dedo tu columna vertebral, tienes la piel suave. -Me gusta ver como se te eriza el cuerpo cuando te acaricio muy suavemente. -¿Qué quieres que haga yo? -Nada, esta noche tú eres el que debe disfrutar. -Tiro del pelo de tu nuca y tú gimes. -Gemir casi gimo ahora sin que me hagas nada. -Se trata de eso, que lo imagines y lo sientas. -Siénteme detrás de ti. -Acerco una mano hasta tu boca. Escupe. -Sí. -Escupe en la tuya ahora. -Y ahora qué hago. -Acaríciate la polla. ¿Está dura? -Un poco. -Sólo un poco, no me basta con eso. Acaricia muy suavemente, hasta que te quedes sin saliva en la mano. -Parece que mejora. -Túmbate hacia atrás, pero antes deja caer saliva sobre la punta. -Quiero que tú también hagas algo. Mete un par de dedos en tu coño. -No, no te voy a dar el placer de escucharme. -Sube muy lentamente la mano a través de tu polla, ya está muy dura. -Sí, lo está. -Cuando llegues al final aprieta muy fuerte y quédate un momento apretando. -Jummmm Dejas escapar un leve gemido. -Uy parece que no vas a tardar mucho en correrte. -No. -Pues ahora va a ser cuando la fantasía cobre más realidad. -¿Cómo? -Voy a vestirme para ti y mandarte pequeñas pistas. -Mientras no te digo lo contrario se acabó el masturbarte. -No, por favor. -Sí. -Tendré que ...