Verónica, una lectora que se convierte en uno de mis relatos - Parte 4
Fecha: 02/11/2020,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... lentos y cada vez que ella lo hacía, yo también contraía mi verga para que ella lo sintiera. De esa manera nuestros sexos se comunicaban, Lizbeth sentada sobre mí y yo solo viéndola como ella me miraba y movía solamente su pelvis sin necesidad de mover todo su cuerpo, en algo así como esas bailarinas que hacen el baile del vientre. No fueron más de seis minutos en aquel movimiento y de repente Lizbeth acelera su baile y solamente me dice: Tony, me vengo, me vengo, me vengo…
Comienzo a taladrarla efusivamente y ella solamente gime, veo como frunce sus labios del placer que siente, cierra los ojos y vuelve a decir: Tony, me vengo otra vez, me vengo… que rico, que rico. No habían pasado ni un minuto del primer orgasmo, cuando se estaba corriendo otra vez. Al pasarle aquella sensación, veo que Lizbeth se ríe y me dice que ahora siente cosquilla y que no aguanta que le siga dando. Hago pausa e intento mamarle los pechos, pero igual, ella dice que ahora es una cosquilla intolerable lo que siente. Nos sentamos por sobre la orilla de la pileta y ella me mira que tengo bien erecta mi verga. Por primera vez se refiere a mi verga como grande y gruesa y justifica sus dos corridas a la masa que le hacía sentir llena aquel hueco de su vientre. En realidad no creo que sea la masa o lo grande de un pene, para mí y para los expertos en la materia, es como uno maneja el potencial de su pene. Ella me lo mira y comienza a mamarlo y hace aquellas mamadas profundas que casi me hace acabar, ...
... pero antes de hacerlo le quiero mostrar a Lizbeth, que le puedo sacar otro orgasmo antes de correrme yo. Medio nos secamos y la he levantado nuevamente y la llevo a la habitación de la suite, la pongo en posición de perrito y encuentro que no estaba lejos de mi imaginación al ver aquel hermoso culo con el dibujo de un Delfín expuesto para mí completamente. Quizá Lizbeth pensó que la iba a penetrar, pero me ido con mi lengua directo a su ano y se lo succiono por los siguientes cinco minutos y ella se vuelve loca del placer, pues esporádicamente veo su rostro a través del cristal del espaldar de la cama. Veo su panocha que esta mojada otra vez, de hecho le he metido dos dedos y puedo constatar que esta súper mojada y de esta manera le dejo ir toda mi verga y con mis dedos llenos de sus jugos y con su culo ya bien ensalivado, le sobo su ano hasta que mi pulgar desaparece en su rico orificio. Ella solo gime y veo como cierra sus ojos y frunce sus labios.
A Lizbeth le gusta fuerte el sexo en esta posición, así me lo ha pedido y le dejo ir ráfagas de un taladrar incesante mientras mi dedo sigue insertado en su culo. Esta vez le toma más tiempo acabar, pero como yo ya también he tenido una buena corrida por la mañana y tres el día anterior, no tengo la misma urgencia y sensibilidad a eyacular prematuramente, a estas instancias, puedo acabar cuando se me dé la gana. Lizbeth ha comenzado a gemir más fuerte, quizá ya se siente más libre en manifestar su excitación. Pensé por un momento ...