1. Desafío de galaxias (capitulo 46)


    Fecha: 10/11/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... hacia Mandoria. Cuatro horas después de partir, el Odiseo, seguido unos minutos después por el Ares, emergía del portal y se dirigía al exterior. El Ares, atracaba en el puerto interior mientras las compuertas del complejo se cerraban. Rápidamente, Esteban y su estado mayor, salieron de él y se dirigieron a la sala de control.
    
    —El presidente y Mari… el general Martín, están por video enlace, —le dijo el oficial de operaciones cuándo le vio llegar.
    
    —Señor presidente, mi señora, buenos días.
    
    —Buenos días y enhorabuena, general, —dijo el presidente.
    
    —Buenas Paquito, —dijo Marisol mucho más afable.
    
    —Gracias señor presidente, mi señora.
    
    —El presidente y yo hemos pensado que deberías ser tú, quien apague la luz.
    
    —Será un honor mi señora, señor presidente.
    
    —¿Cómo está el corredor?
    
    —Abarrotado, mi señora, —respondió el oficial de operaciones—. Calculamos que unas mil naves enemigas están de camino, y siguen entrando por el portal.
    
    —Pues parece un buen momento, ¿no le parece señor presidente?
    
    —Estoy de acuerdo. General Esteban, cuándo lo desee.
    
    Esteban se inclinó sobre el cuadro de control, liberó cuatro conmutadores de seguridad, y los acciono.
    
    —Sistemas de seguridad desconectados. Se ...
    ... requiere código de acceso para liberar el pulsador de desconexión.
    
    —Esteban, general, comandante en jefe, España, Almagro, 363636, Marisol.
    
    —Código aceptado. Todo listo para desconexión general.
    
    Esteban colocó el dedo sobre el pulsador, y sin dudarlo, lo acciono. Instantáneamente, las alarmas de aviso se dispararon, los inyectores de materia se desconectaron, los generadores de plasma dejaron de emitir, y el portal desapareció definitivamente.
    
    —¿Ha sido tan duro como preveíamos Paco? —preguntó Marisol cuándo todo hubo finalizado.
    
    —No mi señora, ha sido más fácil, dentro de lo que cabe, —respondió Esteban—. Ocurrió algo que no habíamos previsto…
    
    —¿Si, el qué?
    
    —Se cebaron con el República confiados en que no íbamos a abandonar a la tripulación, —Marisol soltó una carcajada— y que iríamos a socorrerlos. Se debieron quedar con un palmo de narices cuándo lo destruimos y salimos cagando hostias.
    
    —¡Qué fuerte! Claro, no sabían que estaba automatizada, —y mirándole con afecto, añadió—: siento que no puedas descansar.
    
    —No lo necesito mi señora, estoy para servir.
    
    —Pues entonces, al lío. Ya tienes tus ordenes.
    
    —Me pondré en marcha de inmediato, cuándo el Ares y la flota hayan repostado.
    
    —De acuerdo. 
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