1. Mi joven vecino


    Fecha: 16/11/2020, Categorías: Incesto Autor: Danino, Fuente: CuentoRelatos

    ... -dijo con ojos pícaros.
    
    -Ahora estoy preocupada -comenté- porque no encuentro modelo hombre para hacer una escultura.
    
    -Si quiere, señora Daniela -dijo entusiasmado- yo le modelo y no le cobro nada.
    
    -Sabes que sucede. Tengo que hacer un desnudo y no quiero comprometerte con eso -y agregué, sonriendo- por otra parte, quizás a mi esposo lo ponga celoso.
    
    -No tiene por qué enterarse -dijo cómplice- salto la parecita que separa las terrazas y vengo a su estudio. Total, él, está en el negocio.
    
    La conversación me estaba conmoviendo. El largo tiempo sin sentirme observada por el otro sexo, me hacía sentir perturbada. Este chico con sus ojos llenos de picardía y espiando mis tetas, me ponía un poco cachonda.
    
    -Mejor te vas a tu casa y dejamos esto así. -le dije- otro día lo veremos.
    
    -Bueno. Pero mire que estoy a su orden -y agregó- Lo haría con mucho gusto.
    
    Salió del estudio y lo vi saltar la pared divisoria, ágilmente, no sin antes girar y saludarme con la mano.
    
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    Pasaron varios días en que pensaba en el muchacho. Me daba un poco de vergüenza, saberme excitada por un chico, que era menor que mi hijo, pero era tan cautivante su persona y tanta mis carencias, que justificaba mis pensamientos y aliviaba mis culpas.
    
    Una tarde, mi esposo se fue al negocio y yo subí al taller y estaba trabajando con unos pies de esculturas, cuando sentí unos apagados golpes en la ventana. Era Marcelo. Abrí la puerta y entró. Estaba con unas bermudas ...
    ... estampadas y con una camiseta sin mangas. Nuevamente me encontraba sin sujetador, pero esta vez, tenía un vestido corto, abotonado al frente, aunque con un par de botones altos desabrochados.
    
    -Vine por lo que conversamos el otro día -dijo.
    
    -Yo estuve buscando modelo masculino -le mentí- y espero que me digan si pueden.
    
    -Pero mire que yo lo haría sin cobrarle -y dijo, además- ¿por qué no me prueba?
    
    No sé si fue por necesidad o por curiosidad, pero le dije:
    
    -Bueno, haremos un ensayo.
    
    -¡Perfecto! -exclamó- ¿dónde me desvisto?
    
    Le hice quitar la ropa, detrás de un biombo y le di un toallón para cubrir su desnudez.
    
    Mi excitación era intensa. Casi sentía mis jugos humedeciendo mis partes... Salió detrás del biombo y ver ese cuerpo joven, bronceado y marcado por los ejercicios, me terminó de excitar. Estaba tensa y arrebolada. Me senté en un taburete y moví mi cuello tratando de sacar las contracturas que sentía. Él se acercó a mi espalda y me dijo susurrando en mi oído.:
    
    -Veo que está contracturada -y dijo- permítame señora Daniela.
    
    Puso sus manos en mis hombros y comenzó unos masajes excitantes. Me temblaban las manos y mi piel ardía. Sentí que su cuerpo desnudo se acercaba al mío. El contacto de nuestra piel me llevaba al extremo de no saber ni donde estaba. Me olvidé de mi esposo, de mi hijo y del mundo que me rodeaba. No pensé que era un muchacho joven, casi un niño, para mí. Solo atiné a murmurar:
    
    -Marcelo, esto no nos lleva a buen puerto. -y agregué- ...