Folderty
Fecha: 18/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Me llamo Carlos, tengo 30 años y estoy casado.
Una de mis mayores obsesiones es mi cuñada la hermana de mi mujer. Tiene 27 años, un culo perfecto y unas tetas respingonas. Me tiene muy obsesionado, y tengo unas ganas tremendas de follármela, pero de momento tengo que contentarme con hacerme pajas pensando en ella , y más todavía desde este verano pasado.
Como cada año vamos a pasar parte de las vacaciones a una casa que tienen mis suegros en la costa cerca de la playa. Y este año coincidimos una semana con mi cuñada y su marido. Ya os podéis imaginar la situación; allí estamos todo el día en bañador, ya que tenemos una piscina, y mi mujer y mi cuñada van con minúsculos bikinis e incluso ellas se suben a la terraza de arriba de la casa para tomar el sol en pelotas.
Así es que mi cuñado y yo vamos todo el día con un calentito subido,e incluso he visto cómo más de una ocasión a mi cuñado se le iban los ojos -y la polla- detrás de mi mujer.
Conforme iban pasando los días de esa semana yo iba tomándome más libertades y confianzas con mi cuñada y ella me seguía el juego, por lo que yo pensaba que al final llegaríamos a algo, y por eso esperaba cualquier oportunidad para atacar.
Esa oportunidad llegó una mañana que fuimos a la playa, y mi cuñado se quedó en casa, mi mujer y su madre se fueron a una peluquería y yo me quedé en la playa con mi suegro y mi cuñada. Para postre mi suegro se fue al espigón de la playa a ver a los pescadores. Estuvimos un rato hablando ...
... tumbados en la arena, pero yo tenía las gafas de sol puestas y no dejaba de mirarle descaradamente el culo y las tetas. Entonces se pusieron cerca nuestro una pareja de chicas a las que me quedé mirando porque la verdad es que estaban muy buenas, y mi cuñada me dijo que tuviera cuidado que se me iban a salir los ojos de las gafas, y luego me preguntó si me habían gustado, a lo cual respondí con una sonrisa picaresca y le dije que estaban muy bien.
Entonces fue cuando me preguntó: Y yo, ¿cómo estoy?. Mi respuesta fue al grano: Estás para echarte un polvo.
Ella se quedó parada, y yo más , no sabía cómo le había podido decir eso; me levanté y me metí en el agua pensando en las repercusiones de lo que le había dicho. Desde el agua la miraba a ella y ella me miraba, hasta que se levantó y se metió en el agua y me preguntó que por qué me había ido de repente, le dije que es que me había pasado un poco. Ella me contestó que no pasaba nada que ella me había preguntado algo y que yo le había respondido, y que le había gustado la respuesta y que eso iba a quedar entre nosotros dos. Entonces me sinceré y le dije que ella me ponía a cien . Por la expresión de su cara notaba que aquello que le decía le gustaba, así es que decidí ir a por más.
Le cogí con las dos manos por el culo y la apreté contra mí. Ella me dijo que si me había vuelto loco que nos podían ver, pero yo no le hice caso y la cogía con más fuerza, y nos empezamos a besar, yo la apretaba con fuerza contra mi polla, y la ...