Camioneros: olor a macho. Parte 2.
Fecha: 27/11/2020,
Categorías:
Gays
Autor: asdfgh29, Fuente: SexoSinTabues
... cómo se le hacía más pequeña. Tomás me cogió la cabeza entre las manos y la bajó hasta su estómago, encima del ombligo hecho un bebedero de patos por su propia corrida y me dijo: -Bébetela. - los dos me miraban con ojos brillantes por el placer, entonces me incliné y les dí el espectáculo que me pedían. Saqué mi lengua y fui recogiendo el líquido blanco, espeso y caliente a lengüetazos, Tomás me acariciaba la cabeza . Su leche estaba ácida, salada, me hacía picar un poco la lengua, pero yo la sorbía morboso relamiéndome con los labios mojados. Le lamí todo el estómago húmedo y no dejé ni una gota. Cuando terminé David me la sacó del todo y comenzó a vestirse. Dijo que debía irse pues su compañero sospecharía algo raro si no volvía y no podía contarle lo que me había estado haciendo. Pero prometió visitarnos en la próxima parada de la noche siguiente. Yo creía que su capullo iba a salir sucio de mi interior, pero relucía brillante por la humedad, se ve que eran mis sensaciones de placer los que me habían hecho pensar así. Antes de que se cerrara la bragueta salté hacia él y le besé las pelotas y el glande. Mientras lo hacía levanté la mirada y le dije - +. gracias David. ! - Él, sorprendido, me sonrió, se inclinó y me dio un beso muy húmedo en la boca que olía también a la saliva de Tomás. Luego se metió la camiseta dentro del pantalón se abrochó y se fue. Tomás y yo nos abrazamos dispuestos a dormir, satisfechos y vacíos. Ya relajados el camionero se tiró un par de pedos ...
... sonoros que inundaron la cabina y me hicieron sentir la pequeña humillación de estar allí, agradecido ante un macho desconocido y pedorro por haberme descubierto un mundo nuevo de sensaciones placenteras. Respirando su olor dulzón me dormí abrazado a su cuello encima de la colchoneta mojada de semen. Sentí que lo quería más de lo que pensaba. Era tan fuerte y musculoso, me sentía tan bien entre sus brazos. Por la mañana despertamos unidos, Tomás tenía los cojones gordos y encima su pene descansaba como un pajarillo redondo que parecía un tercer huevo más grande aún que los otros. Anidando en sus pelos ensortijados y negros que brillaban bajo la luz matutina. Olíamos a sexo y teníamos sombra de barba en la cara, él más que yo es verdad, éramos dos machos descansando con las pollas colgando entre las piernas. Tomás se desperezó y echó una de sus piernas encima de las mías, luego con cariño se acercó a mi boca y mirándome a los ojos me dio un beso en los labios. Le eché los brazos al cuello como una niño y dejé que él me rodeara la cintura. Nos besamos con afecto, chupeteándonos las bocas, lamiéndonos las lenguas, rascándonos mutuamente con las barbas. Echados de lado y con las piernas entrelazadas, nuestros sexos se frotaban uno contra otro, despertando a la erección. Nuestros pechos anchos y musculosos de machos (más el de Tomás claro) rozándose pezones contra pezones, nuestros estómagos pegados respirando juntos y sobre todo nuestras lenguas mezclando las salivas, hundiéndose en ...