1. Me volví loca en la siesta


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Estaba podrida de que Enzo y Eric interrumpan en cualquier momento del día para venderme cosas robadas- les rechacé una notebook, celulares, un mp4, varias guitarras, unos libros re copados de cocina, zapatillas, y no sé cuántas cosas más. Pero lo peor que podían hacerme era llamar aplaudiendo a la hora de la siesta.
    
    Enzo está en la edad del pavo, y no está nada mal si no fuera por sus pocas visitas a la ducha y su acné tan rebelde como su personalidad. Su primo Eric tiene 18, y parece menos desarrollado que Enzo. Es un flacucho lleno de tatuajes, con los ojos reventados por la mala vida que lleva y unas rastas desprolijas. Eric dejó en noveno, y ni señales de que quiera regresar. Además, hacía poquito mi marido me había contado que, al parecer dejó embarazada a la rochita que sale con él.
    
    Aquel martes llegué cansada a casa, después de una jornada en el colegio privado. Soy docente de lengua y literatura, y no es fácil pedir siquiera un poco de silencio en el aula. Ni te cuento lo que rezongan los pibes cuando les das tarea, les pedís que analicen lo que leyeron a duras penas, o que escriban un párrafo de 5 renglones para que cuenten sus sensaciones. Comí un sándwich de jamón, tomate y queso, ordené un poco la pieza, me quité la blusa, me descalcé y, justo cuando abría la cama y ponía el reloj para despertarme a las 5, las malditas palmas y el timbre me sofocaron.
    
    Caminé en silencio hasta la ventana del living, esperando equivocarme, y que se trate de algún vendedor ...
    ... impertinente. Pero eran ellos. Afuera el sol estaba imperdonable, y yo decidí hacerles saber lo mucho que me hinchaba las pelotas cada una de sus molestias. Abro la puerta consciente de que arriba solo tenía un topsito rojo, y enseguida me ofrecieron un disco portátil a 250 pesos.
    
    ¡Andá a cagar Enzo, y dejá de querer venderme cosas choreadas… mejor fijate cómo hacés para que se te baje la verga, que la tenés re al palo guachito, a lo mejor tu primito te da una mano!, les dije mientras me reía con malicia, sabiendo que contaba con la reja cerrada con llave, por si quisieran hacerme algo. Pero antes de que me vaya a la cama Eric dijo:
    
    ¿Y por qué vos no te subís un poco el top, así te vemos bien las gomas perrita?
    
    No sé en qué pensé en ese momento. Era una locura, pero sabía que a las 2 y pico de la tarde no anda nadie por la calle. Por otro lado, siempre las siestas me dan unas cosquillitas, y en casi todas me masturbo, ya que mi marido trabaja. Eso sí, por las noches nuestras guerras sexuales son todo un acontecimiento, incluso para los vecinos que en oportunidades nos golpearon la puerta o la pared intentando calmar gemidos, corridas o sacudidas de cama.
    
    Entonces, me subí el top, acaricié mis pechos y dije: ¿les gusta calentones de mierda, tengo los pezones tan duros como sus pijitas… Enzo, a que no te animás a pelarla?, se me ocurrió desafiarlo a él, porque no tenía mucha confianza con el otro. Para mi sorpresa, Enzo se abrió la bragueta del jean y liberó su pija ...
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