1. Me volví loca en la siesta


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... ancha y cortita, de la que ya colgaba un hilito de presemen. Había desaparecido de mi mente la vereda, algún vecino que pasara por allí, y cualquier realidad.
    
    Me agaché y le pedí que acerque su pija a la reja. Le pasé la lengua por la cabecita, le di una chupadita para oírlo gemir como a un nenito y le pedí a su primo que lo pajee un poquito. Eric se la tocó, la envolvió en su índice y pulgar formando un anillo y lo pajeó unos segundos mientras se le reía en la cara. Hasta que Enzo le dio un puñetazo en las costillas, diciendo que no era puto y un montón de cosas entre dientes que no entendí. Por eso, antes de que se maten a trompadas les dije:
    
    ¡hey hey, basta boludos… en vez de pelearse, ¿no quieren que les saque la lechita adentro de mi casa? Tienen los pititos limpios por lo menos?
    
    Dijeron que sí en una mezcla de admiración y asombro, y pronto estábamos en el living. Les pedí que se paren pegaditos a la pared, y apenas me quité el top quisieron abalanzarse sobre mí. Pero no se los permití. Les advertí que todo se daría bajo mis reglas, y se tranquilizaron. Les acerqué mis tetas a sus rostros, y solo disfrutaron que se las frote contra ellos. No podían lamerlas ni morderlas. A Eric le pedí que me las escupa, y luego se me antojó que Enzo me las manosee.
    
    Entonces me arrodillé junto a sus piernas, les bajé los pantalones con desesperación y me embriagué con el aroma de dos pendejos callejeros, sucios y adolescentes. Enzo la tenía hecha un ladrillo de dura, y se me ...
    ... caía la baba con solo sentirla cerca de mis labios.
    
    ¡Qué linda la tenés bebé, y qué sucio está este calzoncillito, mucho olor a pichí hay por acá!, no te la sacudís cuando terminás de mear, tu mami no te enseñó eso?, le dije mientras mi lengua ya contorneaba el elástico para tocar sus huevos, y Eric se le reía una vez más.
    
    En cuanto me metí su pija en la boca le pedí que me la coja. Quería su lechita precoz de una en la garganta, y que no se me escape ni una sola gota.
    
    ¡Yo te voy a coger toda mami!, dijo Eric posando sus manos en mi culo, y se las saqué para escupírselas. Le lamí los dedos, y hasta elegí su anular para introducirlo en mi boca junto con la pija de su primo. Eso lo hizo jadear de éxtasis. Al fin Enzo comenzó a mecerse nervioso hacia los costados, como en una hamaca invisible, y su verga se ensanchaba un poco más cada vez.
    
    Entonces, mientras murmuraba: ¡ahí te va la lechona mami, tragala toda, sacame toda la leche, comete mi poronga guacha!, una sustancia caliente, pegajosa y suculenta se abrió paso por todas las cavidades de mi garganta, tanto que algunas gotas caían por mi mentón. Cuando Eric me escuchó eructar se atrevió a manosearme las tetas. ¡Les juro que me nació desde el fondo de las entrañas unas ganas insobornables de darle una cachetada, y lo hice! Enseguida lo calmé, sabiendo que es medio violento, y más si anda fumado como en ese momento.
    
    ¡No te quejes guacho, si a vos también te voy a dejar la pijita seca taradito!, le dije mientras ...
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