1. Luna, mi hermana desconocida


    Fecha: 02/12/2020, Categorías: Transexuales Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

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    Siempre guardé un profundo resentimiento hacia mi padre. Había abandonado a mamá cuando ella estaba embarazada de mí, y nunca quiso hacerse cargo.
    
    Pasé mi niñez y adolescencia sin una figura paterna. Mi madre se mataba trabajando limpiando casas y oficinas por hora, mientras yo me educaba solo en la calle, y viendo televisión.
    
    Había ciertas ventajas en mi vida solitaria, debo admitirlo. Siempre fui mucho más precoz que la mayoría de mis compañeros de escuela. Tenía la casa sola para mí, y podía ver el programa de televisión que quisiese. La importancia de esto último ha de ser difícil de comprender para quienes se hayan criado en la era digital, pero los más grandes sabrán a qué me refiero. De adolescente, Me pasaba las tardes viendo videos porno, y tomando cualquier tipo de bebidas alcohólicas. Invitaba a tres o cuatro compañeros de escuela, y la pasábamos excelente tomando, pajeándonos, y jugando a la playstation que alguno de ellos traía de su casa, ya que yo no tenía porque mi madre ganaba muy poco.
    
    Al poco tiempo las películas me empezaron a aburrir. Ya me sentía grande y tenía ganas de experimentar. Como trabajaba un par de veces por semana repartiendo volantes para una panadería, tenía unos mangos ahorrados, así que un día, compré el diario y busqué en el rubro cincuenta y nueve a la puta más cercana a mi barrio.
    
    Elegí pasar con una chica de veintitrés años (toda una veterana para mí). Tenía unos quilos de más, pero era la que mejor cuerpo tenía. ...
    ... Entramos a un cuarto oscuro. Ella se desvistió rápido. A pesar de su leve sobrepeso, tenía el culo bien firme. La abracé y apreté mi torso con sus tetas. Ella me dio besitos tiernos en el cuello y la oreja. Yo exploré sus cavidades y la descubrí repleta de gel lubricante.
    
    Me le chupó unos minutos, y cuando se dispuso a ayudarme a ponerme el preservativo, yo le rogué que la siguiera chupado sin el forro, pero ella sólo dio un par de lengüetazos al glande, y me colocó el profiláctico con una velocidad asombrosa.
    
    Me la chupó un rato con el preservativo puesto, pero, si bien la mamada era agradable, no se comparaba con el tacto de la lengua babosa en la pija desnuda. Así que le dije que la quería penetrar.
    
    Ella se acostó boca arriba. Abrió y flexionó las piernas. Yo me desnudé por completo y fui a la cama con ella (no recuerdo su nombre). Mi pija, la cual me enorgullecía de ser la más grande entre los chicos de mi edad, entró como si nada en semejante agujero lubricado. Apenas sentía la fricción de nuestros sexos durante la penetración. Pero aun así lo disfruté mucho. La puta me daba besos eróticos en todas partes, y se dejaba meter mano por todos lados (cosa que luego descubriría que no hacen todas las putas). Tenía la piel muy suave, y despedía una fragancia dulce y agradable.
    
    Acabé pronto, y de hecho ni siquiera me di cuenta de haberlo hecho. Sólo dejé de embestir cuando sentí la pija fláccida. Luego la puta, previa verificación, me confirmó que ya había eyaculado.
    
    A ...
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