Alicia 01
Fecha: 03/12/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... aplicaciones me correspondían a mi, que le tenía más paciencia a la mocosa malcriada. Al menos pude disfrutar de su compañía cuando vino con carita llorosa a sentarse sobre mi falda, en el camino se subía y acomodaba la bombachita lo que me ofreció la vista de su parte delantera, aún no había ni vislumbrado su tajito imberbe, y ese bultito se me antojó lo más gustoso que hubiese visto. Como si fuese a reconfortarla la sentaba algo inclinada para poder llegar bien con mis manos a su parte posterior. Le acariciaba la colita mientras susurraba en su oreja que ya había pasado todo, que no fue tan grave al final, que mañana me tocaría ponerle la medicina y que por supuesto yo sería mucho mas suave y gentil, sin hacerle doler nada. En ese hablarle al oído sentía su cabello acariciar mi cara, podía aspirar ese aroma a mujercita que no había percibido antes, con mi nariz frotaba suavemente su cabecita y unas sensaciones embriagadoras me invadían, mientras luchaba para evitar la erección que crecía debajo de mi nena. Las imágenes de la tele eran invisibles mientras permanecía en ese sillón abrazando a mi pequeña, acariciándola suavemente mientras pensaba cómo sería la tarde siguiente cuando me tocase aplicarle el supositorio. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- El día siguiente fue especialmente largo al esperar el retorno del colegio, más las horas ...
... hasta la aplicación del medicamento. Creo que los pensamientos se focalizaban en ese instante de subir su pollerita, es ese momento que sería el inicio de una nueva vida, la finalización de deseos largamente incumplidos. Es gracioso cómo las prioridades van cambiando desde planes majestuosos hasta simples deseos carnales, de cómo nos carcome el ansia de algo tan banal como ver debajo de un vestido, que era una meta de pibitos pero no ahora. Al llegar Alicia del cole el recibimiento mutuo fue más afectuoso que otras veces, parece que ambos esperábamos con ansias el reencuentro. Vino corriendo a mis brazos y la alcé sosteniéndola por la cola mientras me abrazaba, hablamos montones de pavadas para disimular los reales pensamientos que nos avergonzaban pero también nos arrojaban en brazos del otro. Tal vez allí se selló ese pacto de silencio cómplice, ese hablar con las miradas que usábamos después al estar en público, ese saber que se comparte algo tan hermoso sin poder mencionarlo para no ensuciarlo. Preparamos juntos una comida rápida utilizando todos los pretextos posibles para rozarnos, para sentir nuestra piel tocarse, para sabernos uno en la dualidad imposible. El ritual para ir a sentarnos a mirar el noticiero cobraba otro significado, ya no importaba el mensaje que escupía el relator, eso era invisible frente a las sensaciones de sentarnos juntos, uno arriba del otro para ser más exactos. Pero exteriorizar en palabras la situación no era nada fácil, hablábamos de tonterías ...