1. Alicia 01


    Fecha: 03/12/2020, Categorías: Hetero Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues

    ... mientras nuestras manos se buscaban, mientras recorría su espalda en una caricia interminable, mientras bajaba mi mano por un camino eterno que quería llegar yá, pero a la vez quería quedarse en todo el recorrido. Como todo llega, así llegaron mis traviesos dedos al final de su espalda, a eso que aún no es la cola, a esa zona casi prohibida donde aún existe un retorno honorable pero ambos asentimos con la mirada que debíamos seguir. Así que Alicia cerrando sus ojitos se dedicó a sentir ese mar de sensaciones, oleaje que yo solamente podía adivinar através de su respiración, por esos pequeños sonidos, casi quejidos, casi sensuales, todo casi, menos la certeza de que seguiríamos navegando esas aguas prohibidas. Esas aguas contaban con muchos puertos pero ninguno definitivo, todos pasos obligados, todos con paisajes para descubrir y zonas para explorar. El anclaje más próximo estaba en sentir realmente su colita, acariciarla ya sin pretender accidente alguno, juego alguno, acariciarla sabiendo ambos que estamos haciendo justamente eso, deseándolo, temiéndolo, pero cual droga adictiva sin poder negarnos. Yo pensaba cómo podía ser que una mujer tan chiquita, un proyecto de mujer realmente, pudiese tener sensaciones similares a la excitación sexual; o si solamente era un juego para ella. Pero verla suspirar calladita entre mis brazos echaban por tierra tales elucubraciones desatando al animal interno que llevaba sometido por tanto tiempo. Olvidaba que era la hija de mi señora, ...
    ... casi una hija mía la dueña de esa bombachita que mis yemas recorrían. En un instante así no se piensa en la satisfacción sexual convencional, en eyacular o algo así, solamente quería acariciarla con el ritmo adecuado para darle placer, con la presión justa en las zonas exactas. Para arrancarle un suspiro más profundo, para saber que pude hallar la zona más sensible donde concentrar mi amor en forma dactilar. Lentamente fui deslizando la mano por sus piernas y nuevamente camino arriba, pero esta vez por debajo de su camisón que era tan holgado como soñaba. Subir la mano por la parte de atrás de sus piernas fue un sueño, el sentir que llegaba lentamente a unas montañitas de carne, su cola cubierta por esa eterna bombacha blanca que ahora descubría con dibujitos al verla de cerca. Mis manos recorrían con total deleite cada centímetro de su humanidad trasera, se deleitaban dibujando a dedo los bordes de la tela, sintiendo la carnecita que venía al final de ella, y nuevamente pasaban al centro, a caminar en ese valle, centro de las dos montañas que lo flanqueaban. Mi dedo hacía presión suavemente hacia adentro dejando la tela enterrada en esa colita y aumentando mis ganas de recorrerla nuevamente. Así pasamos un rato, como jugando, ella con su manito que suavemente recorría mi indisimulable erección y yo recorriendo su trasero. Nos sacó de la situación un llamado telefónico y debí seguir trabajando para lograr entregar algo en plazo. Habíamos roto aquella barrera de la indecisión, ...
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