-silencio nos escucharan....
Fecha: 03/12/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... sed del mundo estaba dispuesto a beberme por completo. Su lengua cual espada empezó a clavarse en mi vagina, una corriente eléctrica recorrió mi espalda, agarre su cabello dramáticamente y acerque su cara a mi entrepierna, nadie me la había comido nunca así, pasaba su lengua de arriba a abajo y mi clítoris quería explotar, comenzó a hacer movimientos circulares con su lengua, mis muslos se contraían y mis piernas encerraban su cabeza apretándola aun mas contra mi, tuve que morderme los labios para no gritar y alertar a todos del magnifico encuentro que estábamos teniendo, de repente, una marea de fluidos empezó a brotar y él no se aparto un instante y no dejo de lamer a pesar de las contracciones que estaba teniendo, el cansancio era máximo. Me volteo y me puso de espaldas a él, mis nalgas quedaron a su merced, y una nalgada me hizo abrir los ojos y recobrar las fuerzas, sentí su verga en mi entrada y comenzó a hacer presión, hice resistencia hacia atrás y fue entrando. cual vampiro sus dientes ...
... mordían mi cuello, su mano izquierda agarraba la mayor cantidad de cabello posible y comenzaba a estirar, con un jalón su verga entro hasta el fondo, pude sentirla por completo, cual roca hirviente, mi boca solo alcanzo a gemir, con su mano derecha tapó mi boca y diciéndome al oído -silencio nos escucharan- comenzó unas embestidas brutales, mis piernas dejaron de reaccionar, él gemía en mi oído solo para mi, bruscamente me giro y me puso de frente a él, me hinco de golpe, con su mano izquierda tomaba mi cara y con la derecha se masturbaba frente a mi, sabia que venia la mejor parte, ansiaba tomar esa leche que tanto había imaginado, su cara era de excitación total y sus ojos estaban en blanco, acelero el movimiento de su mano cuando de repente brotaron 4 chorros de semen que caían en mi cara, y mis tetas. Volteamos a vernos con una mirada picara, el silencio inundo la habitación, escuchamos el rechinido de la puerta y al mirar estaba mi papa, con una mirada de enojo y excitación. Pero esa es otra historia