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Dulces 08: Arcades y Lascivia
Fecha: 06/12/2020, Categorías: Gays Autor: shotaboy, Fuente: SexoSinTabues
La psicología que me habían metido (por no hablar de las vergas) había roto algo en mí, conforme los días transcurrían, yo me ensimismaba recordando el dolor agudo que aquellas vergas producían al forzar mi entrada anal, el dolor se sentía real (y aún hoy); pero al mismo tiempo había una pequeña parte de mi (la cual crecería con el tiempo) cuyo pulso y respiración se aceleraban al recordar que las fuertes embestidas pélvicas iban acompañadas de dulces caricias, cosquillas internas en mi pipi, y de una sobre estimulación de sensaciones tan placenteras como culposas, había una batalla interna dentro de mí, resultado de que cuando sacias tu hambre sexual irracional y vuelves a un entorno habitual lo único que queda es un remordimiento de consciencia. Hacía 6 meses que mi mamá me había inscrito en natación, no era algo que me apasionaba pero no me caía mal tampoco, al regresar de mi experiencia sobre corporal todo había cambiado para mí, no podía dejar de notar los cuerpecitos de mis compañeros contemporáneos en edad, a los adolescentes y sus jugueteos de tocarse el trasero y declarar que fulano se iba a coger a zutano, a los jóvenes mayores de edad que ya tenían en su repertorio decenas de medallas y trofeos por su mérito y que hablar de sus cuerpos trabajados y a tono con su minúscula prenda de ropa de piscina; al llegar a las clases de natación el cambio producto de mi mentalidad no se hizo esperar, entré a los cambiadores que no era más que un cuarto con duchas y urinales ...
... sin ninguna división de pared e hice con fingido control que no me afectaba; pero la verdad me dejó perplejo, no podía controlar mis reacciones fisiológicas, estaba dentro de una habitación llena de varones de diversas edades que se cambiaban y se bañaban juntos muchas veces tocándose y rozándose por la falta de espacio, entonces uno de mis compañeritos al notar que no hacía nada tomó por derecho el uso de la tradición de la escuela de natación instaurada décadas atrás "el que siente pena de desvestirse será víctima de una bajada de pantalones", y acto seguido me bajó los shorts siendo tan tosco que me quitó también el traje de baño que llevaba debajo, de la impresión me caí y con un tirón extra mi compañero me arrancó las prendas y se las pasó a otro. Un chalequeo se formó ahí y todos se arrojaban mi ropa mientras yo desnudo de la cintura para abajo luchaba para interceptar el bulto de ropa de las manos de mis compañeros mientras estos gritaban entre risas "Mira esas nalgas blanquitas!" o "eso es Willy, salta!", Mi ropa cayó en manos de un joven de piel morena, delgado y marcado de rostro amable, sonrisa pícara y cabello rapado llamado Franklin (desnudo en ese momento), de 18 años, él la sostenía en lo más arriba tentándome a que saltara así que yo di un salto y me colgué de su cuello para trepar y alcanzar mi ropa, entre el forcejeo y los movimientos siento su pene palpitar y endurecerse, por lo que él decide terminar con el juego y devolverme mi short y traje de baño. ...