Sábado
Fecha: 20/10/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Rude, Fuente: CuentoRelatos
... pastilla, incitado por la canción. Colgamos nuestros trapos en un perchero de la barra y pedimos dos cervezas Voll−Damm mientras nos empujábamos con la chusma para hacer sitio.
—Dos cervezas cinco euros—dijo el camarero.
—¿Cómo que...? Víctor...—miré a mi amigo, indignado.
—Joder. Me habían dicho... pensaba que...
—"Pensaba que, pensaba que" —repetí sarcásticamente —A la siguiente le creas ilusiones a tu padre.
Pagué muy a mi pesar. Porque le había prometido la cerveza, que si no ya podía ir sacando su cartera el muy cabrón.
Nos fuimos al centro de la pista. Yo quería buscar a esa chica, y la encontré. Ella bailaba con otras dos mujercitas al son del "Y yo sigo aquí" de Paulina Rubio. No importaba lo que sonara, pagaría por ver ese culito en movimiento. Como he contado al principio yo soy muy tímido, y sólo había bebido media cerveza, de modo que todavía no pensaba acercarme a ella. Si me acercaba a ella mi cara se vería roja como la cazadora de mi amigo incluso entre coloridas luces parpadeantes.
Yo no me acerqué, no, pero antes de que me pudiera dar cuenta mi amigo Víctor susurraba algo, seguramente obscenidades, al oído de una de las chicas que bailaba con ella. Víctor se llevó una señora bofetada y volvió derrotado a mi lado. La consecuencia de aquello fue que mi deseada Dulcinea nos localizó, se dio cuenta de mi presencia y nos miramos.Mierda, encima de chocarnos ahora me ve al lado de un hombre venido a menos−pensé. Cuál fue mi sorpresa cuando en ...
... vez de recibir un gesto de desprecio brotó en su rostro una bella sonrisa; sonrisa que jamás olvidaré.
Se acercó trayendo consigo un cubata semivacío y lo que quedaba de los tres cubitos de hielo. ¿Me habría reconocido? ¿Qué me diría?
01:23 a.m.
—Me llamo Naiara —dijo ella acercando sus labios a mi oído derecho.
El corazón me empezó a latir más y más deprisa. A esa distancia pude percibir el dulce aroma de su perfume.
Al quedarme ella más baja de altura no pude sino mirar su escote desde arriba. Ella se percató y echó a reír. Yo también reí, pero fue una risa causada por el nerviosismo del momento, para nada agradable. No había vuelta atrás, me armé de valor y me acerqué.
—Me llamo David —le dije.
Nos dimos dos besos en la mejilla como se hace en estos casos, al menos en mi ciudad. Saqué un paquete de cigarrillos, me llevé uno a la boca y guardé el resto. Necesitaba tranquilizarme. Buscaba mi mechero entre los bolsillos del pantalón cuando de repente lanzó su mano, atrapó mi cigarrillo, se lo colocó en la comisura de sus labios y se lo encendió mirándome con cara de niña traviesa.
Los pinchadiscos seguían en su línea, fieles a su amor por la buena música. Esta vez pusieron "La gasolina", un reggaetón espectacular de no recuerdo qué artista. Ella empezó a bailar muy insinuante, muy sexy. Yo todavía estaba intentando asimilar el que se hubiera acercado a mí.
Para entonces mi amigo hacía tiempo que se había marchado hacia la barra. Lo sé porque pude ver ...