1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 11/12/2020, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... sus labios de coral,Luego, tomando entre sus labios el aterciopelado glande, aplicó ambas manos a frotar,cosquillear y excitar el falo y sus apéndices. 57 de 107De esta manera puso en acción en todo el poder nervioso de los miembros de suscompañeros de juego, que, con sus miembros distendidos a su máximo, pudieron gozar dellascivo cosquilleo hasta que los toquecitos de Montse Fernández se hicieron irresistibles, y entresuspiros de éxtasis su boca y su garganta fueron inundadas con chorros de semen.La pequeña glotona los bebió por completo. Y lo mismo habría hecho con los de unadocena, si hubiera tenido oportunidad para ello. 58 de 107Capitulo VIIIMONTSE FERNÁNDEZ SEGUIA PROPORCIONANDOME EL MAS delicioso de los alimentos.Sus juveniles miembros nunca echaron de menos las sangrías carmesí provocadas por mispiquetes, los que, muy a pesar mío, me veía obligada a dar para obtener mi sustento.Determiné, por consiguiente, continuar con ella, no obstante que, a decir verdad, suconducta en los últimos tiempos había devenido discutible y ligeramente irregular.Una cosa manifiestamente cierta era que había perdido todo sentido de la delicadezay del recato propio de una doncella, y vivía sólo para dar satisfacción a sus deleitessexuales.Pronto pudo verse que la jovencita no había desperdiciado ninguna de lasinstrucciones que se le dieron sobre la parte que tenía que desempeñar en la conspiraciónurdida. Ahora me propongo relatar en qué forma desempeñó su papel.No tardó mucho en encontrarse ...
    ... Montse Fernández en la mansión del se-flor Delmont, y tal vez porazar, o quizás más bien porque así lo había preparado aquel respetable ciudadano, a solascon él.El señor Delmont advirtió su oportunidad y cual inteligente general, se dispuso alasalto. Se encontró con que su linda compañera, o estaba en el limbo en cuanto a susintenciones, o estaba bien dispuesta a alentarías.El señor Delmont había ya colocado sus brazos en torno a la cintura de Montse Fernández y, comopor accidente la suave mano derecha de ésta comprimía ya bajo su nerviosa palma elvaronil miembro de él.Lo que Montse Fernández podía palpar puso de manifiesto la violencia de su emoción. Unespasmo recorrió el duro objeto de referencia a todo lo largo, y Montse Fernández no dejó deexperimentar otro similar de placer sensual.El enamorado señor Delmont la atrajo suavemente necia sí, y abrazó su cuerpocomplaciente. Rápidamente estampó un cálido beso en su mejilla y le susurró palabrashalagüe.as para apartar su atención de sus maniobras. Intentó algo más: frotó la mano deMontse Fernández sobre el duro objeto, lo que le permitió a la jovencita advertir que h excitación podríaser demasiado rápida.Montse Fernández se atuvo estrictamente a su papel en todo momento: era una muchacha inocentey recatada.El señor Delmont, alentado por la falta de resistencia de parte de su joven amiga, diootros pasos todavía más decididos. Su inquieta mano vagó por entre los ligeros vestidos deMontse Fernández, y acarició sus complacientes ...
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