Más allá de una fantasía con mi madre (Cap. 10)
Fecha: 12/12/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: andrewotero, Fuente: CuentoRelatos
... caderas para sentir el ritmo que le ponía en cada movimiento.
Me encantaba sentirla toda, acariciar su piel que ahora me parecía aterciopelada, en un momento de esos se recostó sobre mí, sin sacar mi miembro de ella, estiró sus piernas por mis costados, me abrazó por detrás del cuello y me dijo que la abrazara también, mientras buscaba mi boca y me besaba desaforadamente, para luego colocar su cara junto a la mía y me abrazaba lo más fuerte que podía, sus movimientos pélvicos habían tomado una rapidez y fuerza únicas.
Sentía que estábamos a punto de explotar, sentí que los dos nos veníamos a la vez. Dicen que los orgasmos prohibidos son los más inolvidables, estoy seguro que a esto se referían, o que lo dijo alguien en nuestra misma situación actual.
Los dos explotamos como un volcán en erupción, mientras decíamos cuánto nos amábamos. Sentía como de mi miembro salía un chorro de líquido seminal y la llenaba toda.
La sujetaba de sus caderas para que no se desprendiera de mí, mientras que ella se retorcía y mordía con desesperación mi pecho y mi cuello. Empecé a sentir los espasmos de mi orgasmo y sentía que su vagina quería absorberme hasta la última gota. Finalmente sentí que me mojaba completamente con sus líquidos que de ella emanaban mezclados con mi propio semen. Habíamos llegado al clímax juntos.
Ya una vez que mi miembro fue perdiendo su rigidez, todavía seguía dentro de ella, hasta que ella exhausta, se resbaló y se recostó junto a mí. Nuestros ...
... miembros se les veía completamente mojados y de su vagina veía chorrear hilos de mi semen, me había descargado como nunca dentro de ella.
Fue maravilloso, sentía mi cuerpo sudado y exhausto, igual que el de ella.
Nuestra respiración era agitada, pero a la vez acompasada, pude observar en su rostro una sonrisa de satisfacción indescriptible, yo estaba igual. Me llamaba la atención unas lágrimas que le caían por los costados, pero eran lágrimas de felicidad.
—Eres fantástica, le dije, mejor que cualquier fantasía.
—Tú eres delicioso, me sentía morir cariño, me contestó entrecortadamente.
—Me has hecho el hombre más feliz de este mundo, le dije.
—Y tú has despertado en mis sensaciones que creía muertas. Mientras se giraba un poco y me daba un beso sutil pero muy delicioso en la boca. Abrázame, finalmente dijo, mientras se ponía de lado y me daba la espalda.
Yo me acerqué a ella, y la abracé colocando un brazo por debajo de su cuello y el otro a la altura de su vientre, apegué mi cuerpo al suyo, mi miembro aunque flácido se acomodaba entre sus piernas y su cadera. Besé su cuello y le dije:
—Te amo
—Yo a ti, de millones de maneras que no te podría explicar, me respondió
Nos quedamos así por mucho tiempo, yo no podía acomodar mi brazo sobre ella, acariciaba su cuerpo y quería dejar mi mano sobre uno de sus senos o bajarla y tocar la entrada de su vagina, hasta que finalmente logré acomodarla por su cintura.
Era una posición que me permitía brindarle ...