1. Inicio Precoz en el Campo (tercera parte)


    Fecha: 24/12/2020, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... cajones. "Se olvidó de avisarme" pensé. y aproveché que entraban al puesto para correr hacia la parte de atrás de la casa a esperar que el peón se vaya. De inmediato me arrepentí de la estrategia porque la ventana de atrás estaba abierta y si el peón se asomaba me iba a ver, así que me quedé quietito para no hacer ruido. Esperé mientras los escuchaba conversar hasta que caí en cuenta que no conversaban más, pero tampoco escuchaba que el carro se fuera. La curiosidad venció al miedo de ser visto y me acerqué a la ventana a espiar. Creo que me puse blanco. Vicente estaba apoyado contra la mesa y el peón acuclillado chupándole la pija. Me embargó una sensación dual, celos por un lado y asombro por otro. Celos por una cuestión lógica, y asombro porque lo que hacía con el peón no era igual a lo que hacía conmigo. Mis mamadas eran suaves, pero al peón Vicente lo agarraba de los pelos y se la hacía tragar toda como a la fuerza hasta que el muchacho no aguantaba más y tosía atragantado, entonces si lo dejaba sacársela, lo justo como para que tomara aire, y nuevamente se la hacía tragar de los pelos. De a ratos podía ver los largos hilos de baba espesa colgando entre la verga de Vicente y la boca del peón. No duró demasiado la mamada y con la misma rudeza Vicente lo acomodó al muchacho de panza sobre la mesa y le bajó las bombachas lo justo para que quedara su moreno culo al aire y acomodándole la pija se la metió de un solo tirón. El muchacho bufó con la estocada y como que se ...
    ... quiso salir, pero Vicente lo volvió a su posición sin dejar de bombearle el culo con fuerza y reteniéndolo por las caderas. Sólo se escuchaba el bufido de ambos en cada embestida junto con el sopapeo de la pelvis contra las nalgas. No duró demasiado el espectáculo. Vicente le acabó dentro con su conocido gruñido e inmediatamente se la sacó desentendiéndose del peón, el muchacho sacó del bolsillo de sus bombachas un pañuelo y se lo apoyó en el culo un rato, seguramente evacuando la leche de Vicente que por su parte se lavaba la pija en la palangana. Me corrí de la ventana y sin hacer ruido me fui nuevamente al monte donde oculto detrás de un eucaliptus los vi salir y despedirse con un apretón de manos. El muchacho subió al carro y se fue a seguir su recorrido. Yo me quedé cerca de media hora detrás del árbol, como para que Vicente no sospechara que los había visto, tocándome la pijita que se me había puesto durísima. Recuerdo que pensaba si mi cola podía llegar a soportar una cogida como la que había visto y recuerdo también que cambié de idea respecto a negarle la cola a Vicente, no quería que se me "cerrara" y le interesara más metérsela al peón. A veces pienso que el olvido de Vicente de avisarme que no fuera esa mañana fue una estrategia para darme celos, otras veces pienso que no, porque Vicente no podía manejar ni el horario de llegada del peón ni el mío, pero lo cierto es que esa coincidencia generó que ese mediodía yo estuviese nuevamente en la cama de Vicente dándole mi ...
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