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Fecha: 26/12/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Crisbis, Fuente: SexoSinTabues
... agarré su cabeza, hundiéndola entre mis muslos. Su lengua me hacía gozar como loca, entonces se paró y acercó a mis labios su pija, brillante por su excitación. Yo nunca había querido chupar una, nunca se lo acepté a mi marido, al principio no quise, pero cuando la apoyó en mis labios la besé, y por curiosidad pasé suavecito la lengua, tenía un sabor extraño pero agradable. Él aprovechó mi boca entreabierta y suavemente empujó su pija, mientras me explicó cómo chupársela, con cuidado de no rasparsela con los dientes, usando labios y lengua. Puso las manos detras de mi cabeza y empezó a moverme atrás y adelante, me estaba cojiendo por la boca! Mientras se la chupaba nos mirábamos a los ojos, en un momento empujó muy adentro, sentí que me ahogaba, me dieron arcadas, me saltaron lágrimas, pero me retuvo así unos segundos interminables hasta que aflojó. La saqué de mi boca, volví a clavar mi mirada en la suya seguí chupándosela. Repitió este jueguito varias veces, yo estaba entregada. Entonces me recostó sobre la cama y se acomodó entre mis piernas, sentí su verga apoyada en los labios de mi concha, presionando. Cerré los ojos, lo besé y con un movimiento de caderas me lo fui metiendo. Sentí como se abría paso adentro mío, ensanchando mi vagina, hasta que hizo tope contra el útero, era la primera vez que me llegaban tan al fondo. Se quedó quieto un momento para que me adaptara y después empezó a moverse lentamente, la sacaba casi totalmente y volvía a metérmela. Con cada ...
... embestida parecía como si creciera. Estuvo cojiéndome así un rato largo, hasta que empecé a sentir el cosquilleo del orgasmo que venía. Abracé su cadera con mis piernas, abriéndome más, y lo atraje lo más adentro que pude, moviendo mis caderas cada vez más intensamente, hasta que en un momento empecé a gemir, casi gritaba, exploté en un orgasmo como nunca había tenido. Mi concha se apretó sobre su verga y de repente sentí como se hinchaba y como empezó a acabar adentro mío, mi orgasmo seguía interminable, con cada bombazo me echaba más de su leche caliente, creí que me llenaba el útero. Se quedó arriba mío, su verga todavía dura. Esa noche no dormimos, me cojió varias veces más, hasta quedar agotados. Después de cada cogida me hacía chuparle la pija hasta dejársela limpia y de nuevo dura, no me podía negar, era superior a mi. Una de las veces me acabó en la boca sin avisarme y no me dejó sacarla ni escupir, me lo tragué como él quería. No me animé a entregarle la cola y él me lo aceptó, hubiera sido mi debut anal, pero me hizo prometer que la próxima vez me iba a dejar culear. Al otro día nos despedimos temprano, yo tenía que volver a mi casa para descansar y después preparar una buena comida para recibir al cornudo, que llegaba el Domingo a la madrugada. No sentí ninguna culpa, ni me dio pena el cornudo, si tomé la precaución de ponerme una toalla íntima para que la leche que todavía me quedaba adentro no manchara el asiento del auto. Lamenté la menopausia, me hubiera gustado que me ...