-
La mama cachonda
Fecha: 22/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por mi condición de profesor sustituto de primaria y por la sociedad aun un tanto machista en la que nos toca vivir, afortunadamente para mi; he tenido la suerte de conocer a muchisimas mamas de alumnos de diferentes centros en los cuales he trabajado. Con algunas de ellas he tenido autenticas fantasías eróticas, pero nunca reuní el valor suficiente para ir mas allá de esas fantasías, hasta hace bien poco. Todo comenzó en Navidades. Como en muchos otros centros, la escuela que es muy pequeña, organizo una pequeña fiesta para los niños y sus padres. Pocos fueron los padres que acudieron por no decir ninguno y bastantes las madres. Y de entre todas las mamas destacaba una, una mama de unos 35 años, rubia y de ojos claros con un impresionante trasero acentuado aun mas con sus ajustadisimos pantalones vaqueros y que se paso prácticamente toda la fiesta a mi lado, tan alado que en mas de una ocasión tuve el agrado de rozar aquel imponente trasero con mi mano y observar la silueta espléndida que marcaban sus estupendas tetas a través del amplio escote de su desabrochada camisa. A partir de aquel día comencé a sentir la necesidad de verla todos los días. Desde la ventana de mi aula la veía pasar casi todos los días y el día que no traía a su hijo sentía su falta, la observaba sin que ella sospechara y el gesto diario de sacarse las braguitas de la raja de su trasero con los dedos antes de que se metiera en el coche me ponía a cien y en un compromiso pues mi pene se ...
... llenaba de deseo y el bulto en mis pantalones era ostensible. Así estuve meses y meses, deseándola a escondidas, imaginándome fantasías sexuales y pelándomela una y otra vez recordando su gesto diario asta que decidí que no podía dejar pasar la oportunidad de poder tener una aventura con alguna mama y que para jugármela que mejor que jugármela con semejante mujer. No sabia cual podría ser su reacción, la de callar o la de ir corriendo donde su marido o donde el director del centro y contárselo lo que me acarrearía posiblemente serios problemas. No tuve el valor suficiente de decírselo a la cara pues su posible reacción negativa me asustaba y por ello después de terminar mi trabajo en aquella escuela, opte por mandarle una nota tras haber hurgado anteriormente en los ficheros del centro y conseguir su dirección. Era una nota de tono romántico para suavizar la situación, le contaba como hacia tiempo que observaba su belleza desde la ventana de mi aula y lo mucho que me apetecía charlar con ella en algún lugar tranquilo para poder expresarle mis sentimientos. Le di el numero de mi móvil y le dije que me llamara si aceptaba el convite. La verdad es que nunca pense que aquella mama se molestaría en llamarme. El paso ya estaba dado no había marcha atrás, lo único que podía hacer era esperar y desear con todas mis fuerzas que llamara. Al de unos meses de que yo mandara la carta, en una soleada tarde mientras me dirigía del trabajo a casa, sonó el móvil. No imagine que tras ...