Mi Historia Sexual 1: Mi Hermano, el amor de mi vida
Fecha: 28/12/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Estó pasó hace 9 años, cuando aún vivía en Guatemala. Yo apenas tenía 13 años, él 15, mi hermanita Marian 10 y Ale, el menor de todos, tenía 7. Para comenzar me describiré como era hace 9 años: era una chica delgada, morena clara, cabello castaño obscuro un poco por debajo de mis hombros, ojos cafés claros, normal de busto, unas nalgas paraditas y bastante duritas, medía 1. 46, mi familia es delgada así que por eso soy así, aunque siempre que me cogen con los piernas levantadas o en los hombros, se me forman unas lonjitas, que a mi hermano lo hace enloquecer. Por su parte, mi hermano era delgado, moreno claro también, con cabello obscuro, media como 1. 58 y sigue siendo bastante guapo. No tenía cuadritos para su edad, pero eso no le quitaba los atractivo. Con 15 años, mi hermano era un chavón de perfección al que amaba más que a nada. Yo había nacido dos años después de él y Papá y Mamá, viendo que ya tenían la parejita, decidieron que no querían tener más hijos, aunque por azares del destino tuvieron otros dos hijos: Marian y Alejandro. En su papel de hermano mayor, él siempre me había cuidado y protegido. Cuando me abrazaba me sentía la niña más segura y querida del mundo. Realmente sentía verdadera devoción por él. Conforme fuimos creciendo y nos fuimos haciendo adolescentes, aquella férrea unión empezó a enfriarse. Distintos ambientes, distintas amistades, lo normal entre hermanos, y con el tiempo hablábamos solo lo justo, pese a querernos profundamente. Casi empezábamos ...
... a ser unos desconocidos entre nosotros. Pero todo cambió una noche de octubre en la que mis padres estaban de turno, pues son médicos, Marian estaba en la casa de mi mejor amiga Mónica, jugando con su hermanita Monse (recuerden esos nombres) y Ale estaba en la casa de unos primos. Yo estaba en mi cama durmiendo, cuando sentí que alguien entraba. Como soy de sueño ligero no tardé que darme cuenta que era Daniel, quien se estaba acostando a mi par, así que me levanté y le dije: –Hola –lo saludé con los ojos entreabiertos-. ¿Qué haces aquí? –Tenía ganas de estar contigo… ¿Me dejas dormir aquí? –Sí –le contesté sinceramente y me acerqué más a él para que me abrazara-. –¿Oye?. ¿No tienes calor? –yo tenía puesta una pijama de blusita y pants de franela-. –Sólo un poquito ¿Por? –Es que estás un poco sudada –se levantó un poco-. Ven levántate y te ayudo a quitarte esto que está bien caliente –me quito la pijama y me dejó únicamente en braguitas pues no usaba corpiños ni top para dormir-. Ahora sí ven y acuéstate conmigo –ahí me di cuenta que él sólo estaba en bóxer, y nunca lo había visto así-. Me acosté junto a él dándole la espalda y comenzó a recorrer con su mano todo mi cuerpecito, al principio me sobresalte e intenté detenerlo pero él no hizo caso y siguió acariciándome. Poco a poco me fui dejando y la verdad es que me estaba gustando mucho. Yo ya sabía cosas de la sexualidad, él me había hablado de eso y mis papás como son médicos tampoco tenía pelos en la lengua con nosotros ...