Mi Historia Sexual 1: Mi Hermano, el amor de mi vida
Fecha: 28/12/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... así que nos contaban todo como era. Desde hacía poquito tiempo yo había empezado a masturbarme de vez en cuando por las noches y esa noche lo había hecho. Me gustaba tocarme sentía muy rico pero jamás había experimentado un orgasmo. Ese era mi punto de comparación con las caricias de mi hermano cuando él recorría mi cuerpo y tocaba mis pezones abultaditos o rozaba ligeramente mi peludito monte de Venus yo me sentía muy bien. Me estaba gustando muchísimo que mi hermano me acariciara, me volteé para verlo directamente a los ojos y con las miradas nos entendimos que ambos estábamos disfrutando de aquello. Me bajó mis braguitas con delicadeza y también se casó su bóxer. Quitó de encima de nosotros la sabana que nos cubría para que pudiéramos ver nuestros cuerpos desnudos. Eso me fascinó, jamás había visto antes un pene y el de mi hermano estaba muy llamativo y hacía arriba por lo que supe que mi hermano estaba excitado. Continuó acariciándome y yo comencé a acariciarlo a él, agarré su pene y me gustó mucho tenerlo entre mis manos al igual que disfrutaba al máximo como me estimulaba mi clítoris con su dedo índice. Cada vez me acariciaba más rápido y por el mismo frenesí que me estaba dando yo acariciaba aún más su pene. Quitó mis manos de su pene y se subió sobre mi para comenzar a pasar su lengua por todo mi cuerpo era rico pero no tanto como sus caricias o eso creía hasta que llegó con su lengua a mi vulva, me separó las piernas y yo gustosa le deje a la mano mi sexo peludito. ...
... Tenía mis piernas bien abiertas y puse mis manos pegadas a los lados. Estaba ruborizada pero muy excitada. Mi hermano se puso entre mis piernas, con sus brazos cogiéndome de los muslos, y enterró la cabeza en mi vaginita. Podía sentir su nariz en mi pubis oliéndome. -Mmmmmmm… Que rico hueles, como las rosas… Eres preciosa, bellísima… Te deseo. -Yo también te deseo… -Pero mira que cuquita más linda… Está toda rosadita y húmeda… Oooooooohh por dios, sus piropos me tenían en una nube de felicidad, y cuando empezó a besarme en mi vagina, creí morirme de placer. Nunca había sentido nada igual. Llevé mis manos a la almohada como si tratase de coger algo y me retorcía en todas direcciones, pero él me tenía bien sujeta. Me besaba y lamía fuera de control, llevándome con él a un mundo de placeres desconocidos para nosotros. -Aaaaaaahh aaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaahhh…dame más placer, más, máaaaaaaaaas… Ay se siente rico, riquísimoooooooo… Aaaaahh aaaahh aaaaaahh… -Tu conchita es una delicia. No quiero dejar nunca de comerla. Continuó durante unos cuantos minutos explorando mis entrañas, usando sus dedos para acariciar mis labios vaginales, abrirlos para jugar a meter y sacar su lengua, para acariciarme y besarme el clítoris a la vez. No sé como sabía hacerme todas aquellas cosas pero me estaba volviendo loca de placer. Sentí que iba a enloquecer de verdad. No decíamos nada, sólo disfrutábamos de aquello que estábamos descubriendo juntos. Subió sus manos y yo las tomé con las ...