El despertar del mal.
Fecha: 29/12/2020,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
ADVERTENCIA DE CONTENIDO;
No apto para personas emocionalmente sensibles, debido a que (como leen en la sinopsis, esto es totalmente asqueroso)
Este "relato" "erótico" (que de erótico sólo tiene el nombre) es parte de un capítulo de una obra lteraria denominada "Sangre y Acero", donde se hacen aluciones al ero-guro, y la "sex position", simpelemnte fue publciada aquí con fines de publicidad con este capítulo.
-NO CREO, esto no fue hecho con fines de "excitar" meramente al lector, sino más con fines de incomodarlo, y creo que el que se masturbe leyendo esto es un verdadero enfermo, pero creo que es buena idea la de la utilización de la "sex postion" como une lemento más reflexivo, así que sin más aquí les traigo el "relato".
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El despertar del mal;
De los dominios del valle de Nortfolk; Más allá de los cálidos mares mediterráneos y de los mares amarillos, de clima mucho más frío que los terrenos de Alejandría, pero apenas un poco más soportables que los crudos inviernos de Midgard, más al norte de Sweoöeod;
Y era como si los caminos de par en par se abriesen ante el esmeralda de sus ojos.
Sin embargo, y por más blancas que parecieran las planicies, estas albergaban el más cruel de los destinos para todo aquél que cruzase.
Y allí estaba él; Enfrentando a las fuerzas de la naturaleza, se hallaba desafiante ante invierno y retaba a los mismos vientos, arrogante y valeroso ante el ...
... filo de la muerte;
Y era el resonar del galope de su caballo, que con sumo desespero luchaba contra la tempestad, así como el azote de sus dorados cabellos que con violencia eran empujados hacia atrás, el crujir de las ramas y el susurro los vientos formaban la más delicada y triste sinfonía que sólo en el silencio podía ser apreciada.
Grandes eran la penurias de su noble corazón, no más que la vergüenza de sus acciones en tan deshonrosa huida, como un ladrón que bajo el velo sombrío se escabulle;
Pues aunque agradecido estaba por haber podido escapar de tan precaria situación, tampoco le enorgullecía el haber robado a una yegua tan fina, así como la extraña y desagradable sensación que le había causado dicha mujer.
Tranquilo era su rostro, más no las voces de su mente que le obligaban a reflexionar sobre sus actos;
Y eran las delicadas manos que con vehemencia se aferraban a su cintura con singular fervor, como si del abrazo de una apasionada amante se tratase. No había partido solo.
Se había detenido momentáneamente afueras del pueblo, escuchando agudos gritos femeninos que entre sollozos le nombraban, más no pudo hallar sus a salvadores. En cambio, si a una de las núbiles infantas cuyo rostro apenas le fue reconocible entre la espesura de la noche, al acortar un poco la distancia, pues la había ayudado con anterioridad y había implorado por su clemencia.
Y no fue más que la ternura de sus facciones, así como el desborde de su dolor en sus humedecidos ojos ...