-
Mi adolescencia: Capítulo 41
Fecha: 10/01/2021, Categorías: Gays Autor: Adolescente, Fuente: CuentoRelatos
... intenso. No sé cómo pude ir durante esa época tan bien en los estudios y aprobar todo, porque no estaba concentrada nada en el instituto, y solo mi cabeza pensaba en las fantasías sexuales o sensuales que haríamos Iñigo y yo esa tarde cuando quedásemos. Lo cierto es que dichas fantasías durante esos días no es que fuesen muy originales, eran más o menos la de todos los chicos, es decir, hacerlo vestida de colegiala, hacerlo en un sitio público en plan superdiscreto pero al mismo tiempo con cierto riesgo, ver algunas películas eróticas (siempre eróticas, no porno, odio el cine porno), hacerme la dormida mientras él jugaba con mi cuerpo y mi ropa, montármelo contra el armario de mi habitación con el rollo fetichista de ir nombrando todas mis prendas o probándolas mientras Iñigo me comía entera, etcétera. Fueron unas semanas de mucha actividad sexual, acompaños de mucho morbo, sensualidad y fetichismo como solo Iñigo sabía hacer. Pero pronto íbamos a descubrir algo que iba a aportar mucho más morbo e intensidad a nuestra relación. Me acuerdo perfectamente que era un sábado a finales de marzo. Acabamos de hacer el amor en plan apasionado y estábamos desnudos en la cama del chalet de Iñigo. Yo estaba acariciando lenta y pausadamente el pene flácido de Iñigo. Lo tenía totalmente flácido y deshinchado porque apenas habían pasado unos minutos desde que se había corrido en el preservativo. No sé de qué estábamos hablando exactamente cuando salió en la conversación algo acerca ...
... del botellón que habíamos hecho toda la pandilla esa noche. Y yo nombré un comentario que había hecho Jennifer sobre cierto tema. Iñigo tenía los ojos cerrados mientras yo estaba hablando de eso que me había comentado Jennifer, cuando de repente Iñigo, sin ni tan siquiera abrir los ojos, comentó en voz baja: “lo cierto es que Jennifer estaba muy guapa hoy con esa camisa que llevaba. Le quedaba muy bien”. Nada más decir eso pude notar entre mi mano como el pene de Iñigo tuvo una pequeña erección, una erección casi imperceptible que duró unos segundos, pero de la cual me di cuenta perfectamente. Debería haberme ofendido o cabreado que se excitase al nombrar a otra chica, pero al contrario de lo que cabría esperar mi reacción fue diferente. No sé, no me molestó, lo encontré muy morboso y excitante que eso echase más leña al fuego y que fuese tan potentemente morboso que entonase el pene de Iñigo de nuevo cuando solo habían pasado unos minutos que se había corrido. Por lo que sutilmente eché más leña al fuego y le dije: “Sí, a Jennifer todas las camisas le quedan muy bien, y a Sara también, combinan muy bien las camisas con los jerseys, tienen mucho estilo”. El efecto no se hizo esperar, sabía perfectamente que a Iñigo con lo fetichista que es de las camisas, eso le motivaría y entonaría muchísimo, y se le formó una erección brutal. Dentro de mi mano su pene creció y creció hasta su tamaño máximo. Erecto como un palo y súper excitado. Eso me gustó. No es que me gustase que le ...