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Una madre insatisfecha
Fecha: 21/01/2021, Categorías: Gays Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos
Mi madre es una mujer hermosa de 42 años, mi diosa y amor platónico durante muchos años. Una hermosa mujer dedicada a sus labores y su familia. Mi padre es un hombre de negocios, más dedicado en su empresa que en mi madre. De estatura pequeña, tetas promedio, caderona, cabello negro largo, de ascendencia asiática. Me gusta todo de ella. Como se mueve, sus gestos. Su suave perfume. No dejé de mirarla con disimulo. Así que me convertí en su apoyo y ella en el mío. La pasábamos bien saliendo a divertirnos y nos repartíamos las cuentas. Tenía sueños húmedos continuos con mi mamá. Tratando de quitar los malos pensamientos los planté en un papel: Fue ella la primera mujer en la que me fijé. Cuando empecé a ser hombre era ella la que estaba a mi lado. La primera a la que deseé. Y aún la sigo deseando. Eso me hace sentir mal. No está bien que tenga estos deseos hacia ella. Es mi madre. La amo como madre. Pero la deseo como mujer. Yo tenía 19 y trabajaba medio tiempo mientras iba a clases en la universidad. Todo iba bien hasta que un día oí a mis padres discutir en el cuarto: Mamá: ¡Ya no me tocas! ¡Yo también tengo necesidades! Papá: Llego cansado del trabajo. Mamá: ¡Tu trabajo, siempre tu trabajo! Papá: Te prometo que hoy te lo recompensaré y te daré la mejor noche de tu vida. Mi padre se fue a trabajar y mi madre se echó a llorar. Ninguno de los dos se percató de mi presencia. Por la tarde mi padre volvió a casa para buscar su maleta, ...
... justo mi madre había salido. Me dijo que se iría dos días de urgencia a la sucursal en el otro lado del país. Que le diga a mi madre que luego la recompensaría con una cena y que cuide a mi madre. En mi cabeza estaba la idea de que pasaría dos días solo con mi madre. Al llegar a casa mi madre se sienta en el sillón. Al oír pasos piensa que es mi padre. Sin perder oportunidad le vendo los ojos mientras me acerco por detrás y empiezo con un masaje de hombros besando sus mejillas y cuello. Ella me corresponde con un beso tierno, siento su aliento cálido y un poco de saliva en la mejilla. Empiezo a acariciar sus tetas por encima de las prendas sin dejar de besar su cuello. Siento como sus pezones se erectan. —¡umhh! ¡Qué rico! ¡Sigue esposito! Sus palabras me excitan aún más, porque a ella le gusta cómo la toco. Continúo acariciando su cuerpo, quitando las prendas. Sus tetas en punta con aureolas marrones se quedan a la vista. Empiezo por sus zapatos. Sus pies siempre me han seducido. No pude dejar de lamer y besar sus bellos pies pequeños, tocar su piel suave y subir mis manos por sus piernas hasta llegar a su pelvis. A pesar del grueso calzón pude sentir lo mojada que estaba y algunos vellos púbicos saliendo de la prenda. Quité la prenda e inicié dando un rico cunnilingus. Su vagina era caliente, húmeda y con olor a mar, sus bellos púbicos me causaban cosquillas. Sentir sus manos cogiendo mi cabello y sus gemidos hicieron que me corriera antes de la ...