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Cuando se cogieron a mi mujer
Fecha: 25/01/2021, Categorías: Gays Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
... disfrutar. Elizabeth parecía demasiado concentrada en la fellatio, casi ignorando lo que sucedía a sus espaldas, Carlos me miró fijamente, era la primera vez que lo hacía, sacó su verga dura, la sostuvo con firmeza entre sus dedos, la apuntó un poquito más arriba, en el culito y se dejó caer muy lentamente, con todo cuidado ante la nula resistencia de mi mujer… En pocos segundos empezaba a dársela por el culo, mierda… estaba con la verga dura bajo mi pantalón, a punto de acabarme de solo ver, del placer que me embriagaba… Me encantaba ver cómo le hacía bien el culo, a mi puta, a mi perra… Siguieron probando diferentes posiciones, yo me había terminado el vino, y sospeché que mucho no faltaba, pero algo sucedió, porque juro que a pesar de ser mente abierta y que no habíamos pactado nada previo, que era solo un ‘que sea lo que sea’, nunca imaginé que Elizabeth, la mujer de mis sueños se animara a hacerlo… Ella estaba cabalgando a Matías, me daba el primer plano de su culo perfecto, y me regalaba hermosos gemidos con su gozo de mujer, fue cuando Carlos se acomodó por detrás, apuntó nuevamente y se la metió por el otro lado. Se acomodó de manera de darme la mejor visión, como una película, para que notara como la penetraban por la concha y por el culo al mismo tiempo, entrando y saliendo, con los bramidos de mi esposa que parecía poseída y solo pedía que le dieran más y más, mis oídos percibieron como aumentó su placer hasta las nubes al verse penetrada por ...
... ambos lados… Fue Carlos el primero en acabar, lo sentí hacerlo, se retiró agotado a un lado, y mientras Matías la seguía cogiendo, el esfínter de mi mujer se veía todo abierto y dilatado, empezando a expulsar semen de su interior, esa era mi puta, la puta que amaba… Matías la giró entonces, como al principio, colocándole las pantorrillas sobre sus hombros, para terminar el trabajo. Los gemidos de Elizabeth se hicieron estridentes cuando le llenaba la concha de leche, pude percibirlo, pude notarlo, pude disfrutarlo… Ellos habían terminado, un buen polvo cada uno era más que suficiente, estábamos felices, pero aún me faltaban los mejores diez minutos de sexo de mi vida… Elizabeth estaba toda abierta, recostada contra el espaldar de la cama, lamiendo los penes ya flácidos de ambos hombres que la flanqueaban, entonces me dijo -Mi amor… sabes que quiero? Que me chupés la conchita… Fue demasiado loco su pedido, no lo dude por un instante, con una erección ya imparable entre mis piernas fui sobre su sexo, su vagina y su culito emanaban cataratas de leche de los machos que la habían poseído, tenía olor a hombre y era todo loco, solo me concentré en chupar, en lamer sus labios, en meter mi lengua en su hueco y también en su dilatado esfínter, en su clítoris inflamado… Ella pareció estar poseída, comenzó a acariciarme los cabellos y a apretar mi cabeza contra su sexo, a gemir, y producto de su excitación empezó a escupir toda la leche que tenía en su interior, no me ...