Una mujer joven y hermosa para otra madura y creo aun bella
Fecha: 25/10/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Mara, Fuente: CuentoRelatos
... día de su vida.
—¿Por qué somos tan idiotas las mujeres? ¿Tú que piensas Marita?
—Somos iguales, ambos sexos unos idiotas. Los hombres por sexo hacen lo que sea y nosotras porque nos amen hacemos lo mismo ¿No te parece?
—No sé, pero Manolo me dejaba siempre muy puta, muy caliente.
—¡Cuéntame!
—Pues verás, yo de chica me dedeaba un poco, más que nada porque sentía rico, soñaba en esos momentos conque un muchacho guapo me besaba y que eran sus dedos los que iban entrando en mis carnes ¡Me sirves otra copa!
—¡Claro nena!
Le serví más brandy con hielos y cola, mientras encendí otro cigarrillo.
—Anda dame una fumada —le pasé el cigarrillo y ella lo chupo con deleite marcando su labial en el filtro, me lo regresó— luego Manolo me alcanzó un día afuera de la escuela, como no era muy sociable me puse roja y él bromeando me acompañó a casa, yo sentía un cosquilleo pero casi no dije una palabra, a sus preguntas solo contestaba con monosílabos. Ni siquiera le dije mi nombre, hasta unos días después. Poco a poco fuimos saliendo, a mamá no le dije nada ¿Para qué preocuparla? Yo estaba hipnotizada con sus piernas, a veces lograba ver sus pantaletas blancas.
Siguió platicándome de su novio y su fracaso con él mientras yo me acercaba peligrosamente a ella, de repente puso su mano izquierda en mi pierna.
—¡Mara! ¿Por qué me dejó?
—No sé chiquilla —la abracé y acerqué tomando su carita con mis dos manos a mis ojos.
—Deja de llorar, ese idiota no merece una ...
... lágrima tuya, que se quede con su putilla güereja de quinta.
Ella me miró y por el efecto del alcohol acercó su boca a la mía y nos besamos intensamente sin poder despegarnos, metí mi pierna hasta que mi rodilla tocó su vagina y ella se encajó en mí, frotándonos, no pude más, sabía que era mi oportunidad y sin pensarlo más metí mi mano derecha a su pepa, estaba húmeda y tibia, ella solo abrió mucho los ojos y se dejó llevar por esas sensaciones calientes e imparables que no podíamos detener. Mojé mis dedos en sus jugos y los llevé a su boca, ella como que no entendía nada, pero por intuición se los metió a la boca y los chupó, me arrodillé enfrente de ella y separé sus piernas para bajarle las pantaletas de encaje, se las quité por completo y subió sus piernas en mi cuello y mis hombros, comencé a besar esa dulce vagina introduciéndole mis dedos frotando su clítoris ella se arqueó de placer gimiendo delicadamente “mhhh, ahhh. Sigue Mara, sigue”.
No pude más y me bajé rápidamente mis pantaletas liberando mi pene que estaba a punto de ebullición, recostándola en el sofá levanté su pierna izquierda y la alcé hasta colocarla en el respaldo, guie mi pene a su vulva y lo empujé suavemente, encontró su camino hacia el placer máximo. Unos momentos después ella se inclinó lo más que pudo hacia adelante intentando con su mano derecha bajarse el cierre trasero del vestido, por lo que le ayudé, lo bajé y liberé de su prisión su par de tetas bien formadas, redondas, suaves y mamé un ...