1. Nuevas funciones en el trabajo


    Fecha: 27/01/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy una mujer de casi 40, gordita pero guapa. Soy secretaria de dirección, y tengo que vestir elegante. Pero las chaquetas y las blusas siempre me quedan muy ajustadas al pecho porque lo tengo grande, así que me divierte ver la cara de mensajeros o clientes cuando les atiendo, se ve claramente que les gusta. Pero hay uno en concreto, que ha ido más allá. Es un cliente muy importante de mi jefe, es inversor y sin su dinero nuestro negocio se iría al traste. Tiene unos 55 años, es alto, elegante, y siempre que llega me saluda con dos besos que me da en la comisura de los labios, mientras me acaricia la espalda siempre en una zona muy baja. Siempre me está lanzando indirectas, la última fue a finales de julio cuando me preguntó si mis tetas eran naturales o si me había operado, cuando me quise dar cuenta me las estaba tocando. Quisé zafarme, pero sonó el teléfono. Lo cogí, y el se colocó detrás de mi magreandome el pecho mientras yo hablaba con mi jefe, ¡no sabía qué hacer! me alegré de que mi jefe me pidiera que pasara a su despacho, y por fin le perdí de vista.
    
    Pero este mes de agosto, todo cambió. Estaba de vacaciones, cuando a finales de la primera semana de agosto me llamó mi jefe para decirme que este inversor está a punto de firmar un contrato muy importante, pero que ha exigido que yo esté presente. Estando el trabajo como está, no pude negarme, así que cogí el coche y me fuí para mi ciudad. Esa mañana, quedé con mi jefe para que me diera detalles sobre la famosa ...
    ... firma. Cual sería mi sorpresa cuando mi jefe me explica que si no quiero quedarme en la calle tendré que ser muy complaciente con este señor, en todos los aspectos, y me da 300 euros para que vaya a depilarme y a comprarme ropa interior (me dijo literalmente) de zorra. No podía creerlo. Me ví en la calle con dinero en el bolsillo y una cita a las 7 en la oficina donde tenía que hacer "lo que me pidiera". Lo pensé mucho, pero al final no me quedó más remedio que pasar por el aro, así que fui a un centro de estética a depilarme el coñito (lo demás lo tenía ya depilado) y luego a una lencería donde compré un tanga, un liguero, unas medias finas de verano, y un sujetador todo en tonos negros. Me sobró dinero, así que me compré un ajustado vestido negro elegante, con escote anudado al cuello y falda a la rodilla.
    
    A las siete estaba en mi oficina, mi jefe me abrió la puerta, no había nadie más. Silbó al verme, me había peinado con la melena suelta y me había maquillado como cuando salgo de noche. Me dijo ¿estás dispuesta a lo que sea? tuve que contestarle que no lo sabía, que no sabía cómo iba a reaccionar. En ese momento sonó la puerta, era él.
    
    Cuando me vió sonrió satisfecho, me besó directamente en los labios y se dirigió a la sala de reuniones, donde le esperaba mi jefe. Sacaron los papeles con los que iban a trabajar, y me dejaron en mi mesa, esperando nerviosa. Al cabo de media hora me llamó mi jefe y me pidió que les sirviera unos whiskies. Entré con la bandeja y al ...
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