Una situación embarazosa en Urgencias
Fecha: 25/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
Soy un joven de 18 años, sin mucha experiencia sexual. Tengo novia y hasta hace bien poco ella no ha querido hacerlo conmigo. Que si somos muy jóvenes, que si quiero llegar virgen al matrimonio y bla, bla, bla. Excusas para no querer hacerlo.
Yo la verdad, soy un poco cortado y además mi pene no estaba circuncidado, por lo que me sentía mal porqué una mujer me viese así.
Una vez tuve una reacción alérgica a un antibiótico y el glande se me puso como si me hubiera ido de putas.
Afortunadamente el medico sabía que a mi edad era virgen, por lo que lo que veía en mi glande no era producto de una e.t.s., bueno entonces no se llamaban así, pero siempre habían existido. Recuerdo que en la peli de Drácula de Francis Ford Coppola, el personaje de Abraham Van Helsing decía:
-Civilización y Sifilización siempre han ido juntas.
Bueno el caso es que me mandó una crema antifúngica y yo me la echaba por allí abajo.
Con el tiempo conseguí que mi glande quedará al descubierto. Las pajas así eran mucho mejores que antes y mis orgasmos también.
Conocí a mi novia un tiempo después. A los 6 meses yo quería acostarme con ella y ella que no, y yo que si, y por fin llegó el día en que la convencí.
Mi primer polvo fue algo mal. Me corrí pronto, lo típico y ella no sintió nada y final tuvo que hacerse un dedo hasta que consiguió llegar al orgasmo.
Después de acabar mi polla estaba flácida.
Al día siguiente me dolía la polla y la piel del prepucio no se echaba bien para ...
... atrás.
Mi chica me recomendó ir al médico.
Mi médico no tenía cita hasta dentro de una semana y decidí ir a urgencias.
Llegué a la recepción.
-Tarjeta sanitaria, me dijo una tía un poco borde en recepción.
Se la entregué.
-¿Qué le pasa? Me preguntó.
Me daba vergüenza decirle lo que me pasaba, pero finalmente se lo dije.
-Pase y esperé ahí.
Entré en una sala de espera no muy grande con gente con todo tipo de patologías. Uno tosía, al otro le dolía un brazo, una pierna o lo que fuera.
Al cabo de un rato me tocó entrar.
Entro y ¡ostras que corte! Es una doctora. Le cuento lo que me pasa y claro, me hace tumbar en una camilla y me dice que me baje los pantalones y los calzoncillos. Yo estoy un poco nervioso por la situación, pero me dejo hacer. La doctora me coge el pene, tira de mi piel, pero no consigue descapullarme. Sigue igual que antes.
Entonces coge un gel y me lo unta por el pene. Así consigue que mi glande quede al descubierto, pero me duele un poco.
-Esto no anula el problema, me dice. Vamos a tener que operarte de fimosis.
Vaya por dios, pensé. Eso me va a doler.
Me lleva a un quirófano y allí me anestesia. Me operó en poco tiempo y me recetó unos antibióticos y me citó para un mes después. Antes, tendría que quitarme los puntos, claro.
Pasó el mes y fui a la consulta. La doctora era la misma y me recibió muy amablemente.
-¿Qué tal? ¿Cómo vas?
-Bien doctora.
-¿Has tenido alguna erección desde entonces?
-No, ...