1. Bea: El inicio (Parte 2)


    Fecha: 04/02/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... está chupando al marido en silencio para que no te enteres.
    
    - ¡Claro que no! Él estuvo enfermo durante el día y menciono que tomaría una pastilla para poder conciliar el sueño. Bien podría andar en pelotas por la casa y ellos ni se enteran.
    
    - Ve y asómate para que te convenzas y me calles la boca.
    
    - No voy a hacer eso.
    
    - Pero dijiste que podrías andar en pelotas por la casa
    
    - Dije que podría, no que lo haría. ¿Se te está olvidando el español, tío?
    
    - ¿Hasta aquí te alcanzaron las guarradas? Sabía que no eras de las que se animan
    
    - No es eso. Es que…
    
    - Sólo te pedí que me mostraras las tetas o que te asomes a ver si ya están dormidos. No quieres hacer ni lo uno ni lo otro.
    
    - Si lo hago ¿me dejas en paz?
    
    - Te lo prometo, ¿Qué es lo que vas a hacer?
    
    - Mostrarte las tetas ni de coña. Eres un salido. No quiero que le vayas a tomar foto a la pantalla y la andes presumiendo por ahí con nuestros amigos.
    
    - ¿Entonces vas a ver si están dormidos?
    
    - ¿Tengo otra opción?
    
    - ¿Qué llevas puesto?
    
    - Un pantalón de pijama y una blusa ligera. Hace calor.
    
    - ¿Eres monja? Quítate ese pantalón mata pasiones y no te pido que te quites también las bragas solo porque estás recién llegada.
    
    - Está bien, fuera pantalón, ¿vale? No cabe duda que eres el mismo salido de siempre.
    
    - Vale, sorpréndeme chica.
    
    Como un resorte me levanté de la cama y tomé nota de que yo solo traía mis calzoncillos sin camisa; guardé a toda prisa el laptop debajo de la almohada ...
    ... y prendí la lámpara, entrecerré los ojos y fingí que dormía no sin antes quitar las cobijas para que quedara mi entrepierna perfectamente visible hacia la puerta. Apenas había terminado de hacer esto cuando se abrió la puerta lentamente hasta que se asomó la silueta de Bea, iluminada suavemente por la luz de mi lámpara de buró. Ella se quedó quieta en el marco de la puerta vacilante y sin atreverse a avanzar un paso más. Mi verga se sentía palpitante y luchaba con la tela de mi ropa interior para ser libre. Tenía una erección mayúscula y seguramente Bea lo podía notar desde su posición a un par de metros de mí. Mi pene es grueso, no demasiado largo para considerarme un prospecto de actor de películas porno pero si lo suficientemente grueso para complacer a cualquier conito por más usado que se encuentre. Al inicio de nuestra relación, Susana tenía que comprar un lubricante vaginal porque si no se humedecía lo suficiente, la presión del tronco de mi pene en su pared vaginal le provocaba algo de incomodidad. Por eso cuando le propuse que tuviéramos sexo anal, me mando a volar con cajas destempladas y no se volvió a tocar el tema nunca más. Pero esta noche era Bea y era mi pene, conociéndose finalmente al menos de lejos, por ahora.
    
    Podía ver su mirada fija en mi entrepierna y sus manos agitándose nerviosas. Sus lindas piernas delgadas eran endemoniadamente sexy y como un resorte, mi pene se levantó aún más.
    
    Cuando pensé que finalmente se regresaría y cerraría la puerta en ...
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