Bea: El inicio (Parte 2)
Fecha: 04/02/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos
... estaba empezando a sospechar que no lo haría, escuche el suave movimiento del pomo de la puerta de nuestra habitación y un par de segundos después, la figura de Bea, aun con su blusa ligera y su braga que alcanzaba a tapar su coñito pero que dejaba ver una mancha en su cadera derecha que la semi penumbra y mis ojos entrecerrados no me dejaron apreciar. Parecía un tatuaje pero no tenía la certeza. Ya habría oportunidad de comprobarlo, supuse y sonreí por dentro. La chica se acercó a mi cama y con delicadeza posó suavemente su mano en mi pene por encima del calzoncillo. Era un contacto leve, sin presión apenas pero sentí aguijones traspasar mi piel. Al ver que no me inmutaba, tomó un poco más de valor y deslizó su mano pequeña por debajo de la prenda. Sus dedos vagaron por mi pubis y siguieron explorando por la extensión del pene, que por supuesto estaba durísimo. A un lado de mí, mi esposa se movió ligeramente en su sueño y pensé que hasta ahí se había acabado mi buena suerte pero tras quedarse quieta un rato, Bea comprobó que seguía dormida y siguió acariciándomela hasta que sus caricias se hicieron más intensas.
No sabía cómo reaccionar, si aparentaba seguir dormido, no lograría que aquello pasara al siguiente nivel y si me despertaba corría el riesgo de que se asustara y huyera así que hice lo que haría cualquier caballero en mi situación. Nada. A estas alturas, el toqueteo había pasado a categoría paja en un santiamén. Su mano trabajaba vigorosamente en mi instrumento, ...
... y de pronto sentí un líquido espeso y caliente rodear mi pene. Seguramente era su saliva que diestramente había depositado en la extensión del grueso tronco. Tenía los ojos cerrados y la boca apretada para no gritar. Hubiera dado la mitad de uno de mis huevos por ver la cara de Bea mientras me pajeaba pero sabía que debía atenerme al plan. Sus diestras manos recorrían toda la extensión de m pene con un ritmo y una destreza que me impresionaron con su saliva actuando como un lubricante natural extraordinario. A medida que aquellas caricias se intensificaban, sentí que se avecinaba un orgasmo de grandes proporciones y ya consciente de que eso era a lo más que podía aspirar esa noche, dejé soltar mi carga con un ronco sonido gutural que no alcanzó a despertar a Susana y al menos pareció o hice el esfuerzo de que pareciera que yo continuaba dormido. Una parte de mi semen se quedó atrapado en su mano pero otra parte de él se derramó sobre mi abdomen. La saliva había ya escurrido hacia mi pubis mojado y cuando pensé que hasta ahí había llegado mi buena suerte esta noche, noté como Bea separaba la mano de mi polla y escuche el leve ruido que hizo al quitarse su blusa. Al tener la cabeza ladeada, entreabrí mínimamente el ojo pegado al colchón y pude ver que efectivamente se había quedado únicamente con sus braguitas blancas. Con la blusa se estaba limpiando la mano, sin embargo mi mirada no podía alejarse de sus tetas. Unas tetas naturales, jóvenes, firmes, de buen tamaño... Seguía ...