La hija de mi amigo
Fecha: 08/02/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos
La tarde abandonó el día, dando paso a la oscura noche sobre la ciudad.
Las luces parpadean en las calles desiertas, a causa de la lluvia. Pero en esa casa, poco importa lo que ocurra en el exterior. La mesa está servida y los invitados, se mueven como pez en el agua de un lado a otro por el enorme salón.
Él, está en un rincón, ausente y pensativo. De su mente salen ideas dispares que le provocan un leve dolor de cabeza. Sus pensamientos se trasladan a la habitación del primer piso. Mira a un lado y a otro, pendiente de si alguien le observa. Es el momento de poner en orden al enorme caos que se acumula en sus cinco sentidos.
Sube la escalera con decisión, al mismo tiempo que le corroe la incertidumbre del "Qué pasará". Se detiene frente a la puerta, la abre con sigilo.
Allí, abanicada por el aire que se cuela a través de las cortinas, yace feliz sobre la cama. Su larga cabellera descansa encima de su pecho, mientras un rosado pezón, se asoma entre una mata de pelo. La blanca sábana oculta con gracia el resto de su cuerpo, dejando su redondo ombligo en absoluta libertad.
Él, allí, quieto, la observa sin saber cómo actuar. Escoge en su mente la palabra correcta para definir tal situación, pero sólo atina a una "Pecado". El encanto al que está sometido, es más fuerte que cualquier sílaba. Con la mano derecha se decide a acariciar su brazo y lo desliza suavemente hasta rozar su fina mano. Sus ojos se clavan en el turgente y fresco seno, que emana una ...
... reciente juventud, y en el que todavía permanecen restos de niñez. Acerca sus labios a él, y con una suavidad apenas perceptible, acaricia con la lengua la rosada aureola.
Ella, abre los ojos, y al verlo le sonríe, con la timidez que caracteriza los primeros encuentros, catalogados de secretos. Alza la mano y acaricia el rostro masculino con una incipiente barba, que provoca cosquillas en sus largos dedos.
Él, toma confianza y succiona con frenesí el tierno pezón, mientras ella, se entrega al ritual de caricias clandestinas y nuevas experiencias para un cuerpo frágil e inocente que acaba de salir del cascarón.
La mano de él, desciende hacia la sábana y se pierde bajo ella, tropezando con las piernas semi abiertas de Afrodita, que teme, pero al mismo tiempo necesita descubrir los placeres de la carne.
La mira fijamente a los ojos, para darle la confianza que necesita.
Ella acepta, abriendo del todo las piernas, como dando el sí por respuesta.
Posa la mano entera sobre su húmedo sexo, separando dos dedos del resto de la mano, para hurgar en su interior.
Ella traga saliva. Está un poco tensa, pero arde en deseos de ser penetrada por los dedos intrusos, que juegan al escondite entre los labios de su sexo.
Se sumergen en su interior, ella responde con un suspiro temeroso y placentero.
El observa su rostro, ella responde con una sonrisa que le da alivio necesario para continuar con el juego.
—¿Es tú primera vez?
Pregunta, preocupado y a la vez ...