1. En el cine


    Fecha: 12/02/2021, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... complicidad. Los dos callábamos, pero había algo que nos evitaba alejarnos para no pasar el apuro. Al fin apagaron las luces y comenzó la película, por lo que yo descrucé las piernas y las estiré hacia delante algo más relajada pensando como de cutre sería aquella película y cuanto tiempo iba a soportarla.
    
    Apenas habían pasado unos treinta minutos cuando sentí que al hombre de mi lado se le cayó algo al suelo, junto a mi pie. Al agacharse a recogerlo se encontró de frente con mis pies descalzos. No se lo que pasó por su cabeza en ese momento, solo se que no pudo evitar tocarlos con su mano. Yo me asusté y eché los pies para atrás dando un salto en el asiento y poniéndome tensa. "Lo siento, perdóname" me susurró al oído. Yo no conteste, por que la sensación de aquella mano tan cálida, tan suave y firme a la vez, hizo que apenas hiciera caso a sus palabras de disculpa.
    
    Pasaron otros cinco o diez minutos, en absoluta quietud y silencio, mirando a la pantalla, pero sin ver ni oír nada de lo que en aquella película estaba ocurriendo, completamente inmersa aún en la sensación que aquella mano me había hecho sentir. Entonces, de repente, él volvió a acercase a mi oído; entonces si que oí claramente lo que me decía e hizo que me estremeciera en mi asiento: "lo siento, no lo puedo evitar, si no quieres, por favor levántate y siéntate en otro asiento".
    
    Yo me quede clavada en mi sitio, no quería quedarme pero tampoco quería irme,... no podía olvidar aquella mano. Cruce las ...
    ... piernas como tratando de mostrar que no estaba segura y pensando que a lo mejor así me dejaba en paz. Pero no, sentí como su mano se volvía a acercar a mí, esta vez a la rodilla, la agarraba con fuerza aunque no me obligaba a separar las piernas. Yo puse los brazos en los reposabrazos y me agarre fuertemente para no mostrar síntoma alguno de placer, pero deje que su mano siguiera en la rodilla, acariciándola, girando la mano en círculos, que cada vez eran más amplios, que cada vez subían más arriba por mis caderas, que cada vez se acercaban más a mi cuerpo. Mi corazón comenzó a latir cada vez con más fuerza, y un profundo calor invadía todo mi cuerpo, comenzando del estómago y expandiéndose por todo el cuerpo. Sentía aquella mano con tal intensidad, con tal profundidad, y aquel calor dando golpes en mi cuerpo, que mi respiración comenzó a ser cada vez más intensa y que no fui capaz de evitar que la humedad saliera de mi cuerpo, acentuando mi excitación y haciéndome ver que aquello ya era inevitable; aunque aún los dos seguíamos mirando a la pantalla, como si fuera lo más normal del mundo lo que estábamos haciendo.
    
    El seguía frotando mis piernas, para arriba y para abajo, sin saber aún lo que yo estaba sintiendo, aunque sin intención de preguntar. De pronto la mano comenzó a subir, poco a poco, rozándome únicamente con los dedos, subiendo, subiendo,... Lejos de parar al llegar a mi cuerpo, siguió subiendo, hasta la camisa, y comenzó a desabrocharla, primero el nudo, luego los ...