Un romance extraño
Fecha: 23/02/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... cubrirás ante la Rosa, ¿Verdad?
—No te preocupes, mujer; pues claro que sí. Que estás malísima, que has pasado una noche, mañana y tarde que para ti se quedan, pero que harás lo posible por aparecer por allá sea como sea… ¿Te paree bien el “rollo”?
—Hombre, socorrido es, pero también pasable.
Y es que, sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas, resulta que la “inocente” Raquel, como su amiga, la Lola, ejercían el oficio “más viejo del mundo”, aunque en plan un tanto descafeinado, enmascarado como camarera en uno de esos sitios más bien conocidos por “puti-clubs”. Pero también habría que decir que, en realidad, la Raquel estaba ya más asqueada que harta del rol desarrollado desde ni se sabe el tiempo. Qué importa saber el porqué entrara en tal “profesión”, simplemente digamos que “a la fuerza ahorcan”, y para esos entonces la muchacha haría lo que fuera con tal de salir de ese mundo que, en verdad, le asqueaba hasta ya no poderlo soportar… Hasta casarse con un “garrulo”, un “palurdo”, como la lola definiera al Celestino.
Tampoco es cosa de dejar en el tintero que ella, en absoluto, pretendía engañar a su futuro marido, ante Dios y ante los hombres, que ella sería lo que fuera, pero, a su manera, honrada a carta cabal, lo que significaba que, en su momento, ella confesaría a ese marido todo lo concerniente a lo que ella era, había sido desde que naciera, y que fuera lo que Dios, y su marido, quisiera desde tal confesión, pero, desde luego, cuando ese marido ...
... estuviera lo suficientemente enamorado de ella para entenderla, comprenderla, y lo que tal vez fuera más peliagudo, la disculpara, aceptándola así, como había sido hasta entonces, como desde entonces era.
Y siguiendo ya con la relación de los hechos, decir que el momento de los grandes nervios, los casi homéricos sofocos, vino a eso de las seis y pico-siete de la tarde, cuando llegó la hora de elegir la ropa para esa noche, esa cena con el representante del que sería su marido, su novio de entonces, vamos, pues nada de lo que formaba su “fondo de armario” le parecía, ni de lejos, propio de la mujer decente que empañada estaba en parecer; vamos, que segura estaba de que el Celestino, por “palurdo” que tal vez fuera, como la Lola se barruntaba, la iba a “guipar”, notar su auténtica “profesión”, a lo que su amiga le decía que ni Cristo que lo fundó, que pero más que bien podía pasar por la moza más recatada y virginal que en su “pastelera” vida viera el garrulo del Celestino. Así, que la Raquel no hacía más que decir que tal, y la Lola responderle que cual
—Nada; que tampoco ésta me sirve
—Pues hija; yo no la veo tan mal
—Ya; con un escote que ya, ya… Que no puede ser Lola; que no habrá manera de que el tío ese no se dé cuenta de lo que en verdad soy… Y se lo “cascará” a Paco…a mi Paco, a mi novio. ¡Dios mío, que si él se entera, adiós mis esperanzas de salir de esta vida… Paco, desde luego, se enterará de todo, se lo contaré todo yo misma… Pero cuando casi no pueda ...