Un romance extraño
Fecha: 23/02/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... creerse que yo, alguna vez, fuera una…una… Bueno, una furcia… Cuando lleve con él tanto tiempo, dedicada a él en cuerpo y alma, como la mujer más “decente” del mundo, que eso, esta verdad de hoy día, no se la pueda creer
—Vamos a ver, Raquel; ¿es que no tienes una faldita mínimamente decente que ponerte?
Y mientras decía esto, la buena de la Lola, se allegaba al armario de Raquel, abriéndolo y curioseando en él
—Bueno, faldas sí que tengo, pero lo de arriba, o es demasiado ceñido, o con el escote que me descuido y por él se me ve hasta el “trigémino”
—¡Bueno!; esto creo que no te iría mal para esta noche con el garrulo
—¡Pero te has vuelto loca, Lola!... ¡Que por ese escote se me ve hasta el…
—¡Nada, nada, mi niña! Esta blusa te la pones al revés, con la espalda al frente, y no se ve nada; luego, te plantificas este abrigo, que tan bien te sienta, y ni te lo quitas en toda la noche pase lo que pase… Y asunto, solventado
Y la buena de la Raquel estuvo de acuerdo con su amiga en que, así, como ella decía, podía salir del apuro. Claro, que haciéndose intención por renovar su vestuario con arreglo a la nueva situación en que pretendía entrar. En fin, que, por fin, el Celestino llegó a la casa a buscarla justo por la hora en que quedara en hacerlo, las nueve de la noche, conociendo entonces a la celebrada Lola, presentada por Raquel como “una buena amiga, compañera de trabajo”, lo que tampoco desdecía un pelo la verdad. Por cierto, que él se portó cual todo un ...
... caballero, galante, además, regalando a la futura novia un ramillete de flores, exactamente, orquídeas blancas.
—Esto, debiera haberlo regalado el padrino de la boda, pero como no lo hay, se lo regalo yo, para que en ese día lo luzca
Y aquí, terció la Lola
—¡Ay, sí; el ramo de novia! Pero qué considerado que es usted, Celestino, haberse acordado de esto. Por cierto, que yo seré la madrina. Haber, Raquel es mi sobrina, la he criado yo, como quién dice, pues quedó huérfana de padre y madre muy pequeñita, a los siete u ocho años… Ya ve usted…
—Ya, ya… Lo entiendo… Y, ¿en el padrino no han pensado?
—Pues…pues… Pues no, francamente… Como… Como conocemos a tan pocos hombres… Como vivimos tan apartadas de todo eso, de todos ellos…
Bueno, habrá que reconocer que, en cierto modo, y si rebuscamos no poco en tal afirmación, hasta le podemos encontrar algún viso de veracidad, aunque sea cogida por los pelos. En tal “oficio”, las mujeres, desde luego, conocen a cientos, miles de tíos, pero, ¿en verdad llegan a conocer a alguno? Pues, realmente, no, ya que la inmensa mayoría no son más que “aves de paso” y a los que llegan a conocer, mejor no conocerlos pues lo normal es que sean proxenetas o chulos, “siete machos”, habituales de prostíbulos y barras de alterne. Luego sí, las “cenicientas de saldo y esquina”, como las llama Sabina en su “19 días y 500 noches”, en cierto modo viven apartadas de los hombres, los honrados, los decentes.
Por fin, Celestino llevó a cenar a ...