1. Como te amo mami 2 parte


    Fecha: 27/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Comentaba en mi anterior relato como tuve el atrevimiento de poseer a mi bella madre después de haberle suministrado una buena dosis de vodka la noche del viernes. Al despertarse al día siguiente todo pasaba por mi cabeza, dado que estaba seguro que ella en medio de su borrachera debió sentir dentro de su preciosa cuquita, todas la veces que entré como un loco, pero sin dejarle mi leche dentro. Sin embargo verla sonriente, despreocupada y bromeando conmigo esa mañana de sábado por haberla alicorado en lugar de darle un masaje, me devolvió el alma al cuerpo. Entró a la ducha, lo que aproveché para embelesarme en toda su deliciosa geografía; mientras restregaba con el estropajo sus nalgas descomunales y sus piernas, y frotaba con la piedra pómez sus bellos pies. Salió envuelta en su toalla con esa coquetería de dejar al descubierto la extensión de sus provocativas piernas y el nacimiento de su esplendoroso culo. Así estuvo mientras tomaba un jugo de naranja y entonces le sugerí que debía recostarse a pasar su resaca mientras yo me dedicaba a las faenas de la casa, y a preparar algo de comida. Me abrazó con una ternura que me hizo estremecer y por poco su toalla cae dejándola desnuda, pero no le prestó atención, abriéndola de lado y volviendo a enrollarla en el nacimiento de sus senos. Fue al cuarto, se aplicó crema humectante y vistió una de sus pijamas de seda, sin colocarse nada por debajo. Le pedí que esperara mientras aseaba la sala, trapeé los pisos rápidamente, traje ...
    ... dos almohadas, una sábana pequeña y le ordené que se acostara en el sofá a ver televisión mientras yo hacía todos los oficios de casa. Terminé con todo al medio día.
    
    Al entrar a la sala dormía profundamente, con sus piernas estiradas y la pijama mal cubriendo su trasero. Sin hacer ruido la cubrí y entonces la desperté para preguntarle que deseaba comer… abrió los ojos haciendo pucheros de nena mimada con su boca y me dijo que no quería comer nada, y que lo único que hubiera deseado en ese momento era que de veras alguien le hiciera un masaje para desestresarse, puesto que sentía unos dolores terribles en la espalda. Le comenté que días antes había estado viendo por la TV como se debía masajear la espalda, y que con gusto lo haría pero que eso tenía un precio muy alto… me miró con su carita burlona y me dijo autoritaria, que era una orden hacérselo inmediatamente y que si mi trabajo no era el requerido la pasaría muy mal. Obedecí con el corazón a latiendo a mil. Le pedí que fuera al cuarto, coloqué una toalla grande en la cama y le pedí que se recostara de espaldas para aplicarle el aceite y demostrarle lo que era un experto en la materia. Salí para que se preparara y cuando me llamó pude verla boca abajo con la espalda desnuda y la sábana cubriendo su cola y sus piernas. Esparcí cuidadosamente el aceite por sus omoplatos y su nuca, aparté sus cabellos, estiré sus brazos a los costados y comencé a hundir mis dedos cuidadosamente por sus hombros, al comienzo con fuerza pero ...
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