1. Desafío de galaxias (capitulo 11)


    Fecha: 24/02/2021, Categorías: Sexo Oral Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    El Fénix, es el nuevo Centro de Mando Estelar y Proyección Estratégica de Marisol. Se ha montado en uno de los gigantescos transportes de tropas encontrados en el depósito dejado por Matilda y la Princesa. Además de las funciones de mando, en su interior transporta seis de las nuevas patrulleras reconvertidas en Maradonia y veinte trasbordadores y lanzaderas armadas con cañones de partículas y misiles. También se le había instalado dos baterías de misiles con capacidad para veinte tubos lanzadores, un lanzador de torpedor, y se había reforzado las defensas de perimetro. También embarcaba el escuadrón de fuerzas especiales del capital J.J. Gómez y otros dos de infantería. En la parte delantera, se había ampliado el número de camarotes, para acomodar a todos los jefes y oficiales del Estado Mayor. El mejor camarote, muy amplio y con un gran ventanal, era el de Marisol y anexo a él, tenía también su despacho. La idea de Marisol era usarlo también como una especie de portaviones galáctico. En él, Marisol se dirigía hacia Faralia a supervisar personalmente la situación después de la precipitada evacuación de la población.
    
    —¿Qué es lo que más te gusta de mí?
    
    —Tu color, —bromeó Marisol, aunque era verdad—. El azul me mola… y cada vez más.
    
    —No seas boba, en serio —Anahis la tenía abrazada mientras con la cola la acariciaba el trasero.
    
    —Me gusta todo, —respondió Marisol besuqueándola el cuello, — como sabes, como hueles, como te ríes, como me besas… y lo buena que estás ...
    ... ¡joder! —se besaron apasionadamente mientras sus manos recorrían sus cuerpos—. ¡Ah! Y como te ruborizas… bueno… como te azulizas… o como se diga. ¿Y a ti?
    
    —Todo, me gusta todo, pero sobre todo lo sincera que eres… y como se te suben los voltios, como tú dices, con las gilipolleces.
    
    —¡Hostias nena! Yo creía que también te gustaban mis tetas.
    
    —Pues claro que me gustan, aunque no estás muy sobrada, —exclamó Anahis atrapando un pezón con sus labios. Después, fue bajando hasta alcanzar la vagina de Marisol y la dio un par de evidentes lengüetazos—. Si hace dos meses me hubieran dicho que me iba a inflar a chupar chochos, me hubiera echado a reír.
    
    —¿Cómo que chochos? —preguntó frunciendo el ceño. Y riendo añadió—. Que no me entere yo que chupas otro que no sea el mío.
    
    —¡Uy! Que posesiva… y que celosona.
    
    — Si, lo reconozco, con los que quiero lo soy… y mucho.
    
    La puerta del camarote se abrió y una muy excitada Marión entró como un vendaval. Las dos mujeres, desnudas, se incorporaron y miraron a Marión con cara de perplejidad. Está, totalmente cohibida, se había quedado sin palabras mientras miraba sus cuerpos desnudos.
    
    —¡No tenéis pelos! —exclamó Marión roja como un tomate buñoliano.
    
    —¡Claro! ¿tu si? —bromeó Marisol—. ¿Has entrado sin llamar para ver si tenemos pelos en el chocho?
    
    —¡Ah! No, no… lo siento… yo, es que… ¡pues claro que no! —reaccionó finalmente Marión frunciendo el ceño—. ¿Qué te has creído?
    
    —Pues bueno es saberlo, —dijo Anahis muerta de ...
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