1. En la terraza, a solas con mi vecino


    Fecha: 27/02/2021, Categorías: Sexo con Maduras Primera Vez Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... siempre fui bastante escandalosa en el momento de acabar en mis intensos orgasmos muy audibles…Me contestó que no nos oían con frecuencia; como quitándole importancia al tema.Confesó que su esposo Daniel era muy bien dotado y, la mayoría de las veces, le provocaba bastante dolor ser penetrada por semejante verga. Ella no podía evitar aullar y gritar sin control.Agregó que siempre discutía ese tema de gritar con su esposo y que seguramente nosotros estaríamos oyendo del otro lado de la pared. Pero el tipo le dijo entonces que, si él pudiera cogerme, con toda seguridad yo chillaría desesperada como lo hacía Martha.Finalmente me despedí de mi vecina; pero me quedé pensando en lo que le había dicho su esposo; que si él pudiera cogerme con su enorme verga, yo también gritaría como poseída…Eso me perturbó un poco; pero a la vez me excitó muchísimo. Fui al baño y encontré que mi tanga estaba humedecida; solo de pensar en la verga de Daniel cogiéndome en cuatro, mientras él me llamaba “puta” y me azotaba el culo…Con la llegada del verano, descubrí que Daniel por las tardes subía a la terraza, vistiendo solamente una pequeña zunga estilo brasileña y una toalla grande. Llegué a verlo de espaldas y la visión de su trasero casi desnudo y su cuerpo musculoso me hicieron mojar.Mis piernas flaquearon y tuve que contenerme para no saltar sobre ese cuerpo.Algo intrigada, esperé unos minutos y también subí a la terraza.Abrí la puerta sin hacer ruido y avancé muy despacio.Entonces hice un ...
    ... descubrimiento interesante: mi vecino tomaba sol completamente en bolas; recostado sobre la toalla. Era verdad lo que ya me imaginaba: su verga era enorme. Estaba en reposo, pero medía tanto como la de mi esposo en plena erección…Volví a humedecerme de solo admirar semejante pija. Era larga, pero además bastante gruesa. Martha tenía razón en gritar tanto.Mientras miraba esa pija, comencé a acariciarme los labios vaginales por encima de mi tanga ya humedecida. Tan concentrada estaba haciendo eso, que no reparé en que Daniel había abierto los ojos y me estaba observando.Me miró fijamente y yo me puse colorada; pero no saqué mis dedos de debajo de mi breve falda. A él no pareció importarle demasiado ser espiado; sino todo lo contrario: agarró su gran verga con una mano y comenzó a masajeársela, mientras me miraba directo a los ojos; en silencio...La vi crecer de una manera increíble y terminé de empapar mi concha. Casi acabé de tan solo mirar esa verga tan grande.De repente Daniel me hizo una seña con su mano libre, para que me acercara a él. Con mis piernas temblando me movía hacia adelante y él me preguntó si me gustaba lo que estaba viendo…Por toda respuesta, deslicé mi tanga hasta los tobillos y puse un pie a cada lado de su cuerpo recostado en la toalla. Lo miré fijo a los ojos y fui descendiendo sobre su cuerpo; hasta sentir que la gruesa punta de esa cosa enorme rozaba mis labios vaginales dilatados y lubricados por mi propia calentura.Me apoyé sobre sus anchos hombros y ...