1. Trabajo extra de oficina


    Fecha: 09/03/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Carolina Rodríg, Fuente: CuentoRelatos

    -¿Por qué no vienes por mí a la oficina? Pasas y comemos juntas.
    
    La invitación de Marcela me sonó maravillosa. Tenía varios días que no platicábamos ni bromeamos juntas. Así que le dije que encantada pasaría por ella a las 6 y media de la tarde.
    
    Cuando llegué a su oficina, encontré vacío el local, el velador me dejó pasar ya que es común que yo fuese al trabajo de mi amiga por ella. Pero esa tarde me sorprendí al no encontrar a nadie en la recepción, ni en el archivo, ni siquiera en el área de finanzas.
    
    Camine suavemente sin hacer ruido por la gruesa alfombra, diciendo suavemente: "yujuuu… ¿ay alguien aquí?” Casi al llegar a la oficina del jefe de Marce escuche sonidos extraños saliendo del privado de ella:
    
    -Uffff, que graaande la tienes, cabrón, cielos, métemela toda toda todaaa!
    
    Asombrada pero llena de curiosidad me acerque de puntillas hacía la puerta que no se encontraba cerrada, sino ligeramente entreabierta de donde identifiqué la voz de mi amiga que sonaba con jadeos y fuertes suspiros:
    
    -Que pijaaa, soy tu putaaa, tu putaaa, vamos! dame hasta los huevos! Cómo te la voy a mamar, mi vida!
    
    Lo que vi a través de la rendija de la puerta me dejó fascinada: El jefe de Marcela se encontraba sentado en el sillón de la secretaria, con los pantalones bajados hasta la rodilla, con el rostro convulsionado del esfuerzo, mientras Marcela se encontraba encima de él, dándole la espalda, con su fina falda de casimir subida hasta la cintura y unas pequeñísimas ...
    ... pantys blancas enrolladas en sus muslos.
    
    -Dame tu verrrrga fantástica, dámela, dámela, dámela…
    
    Cada vez que Marcela pronunciaba esa palabra, su cuerpo se levantaba dejando ver entre sus muslos una enorme verga, larga y gruesa, que entraba y salía de su rajita chapoteando en delicioso semen lubricante, brillante y oloroso aún hasta la puerta.
    
    Hipnotizada y fascinada por la escena, escuchando el "plaf-plof" de ese hermoso tronco de carne que se introducía como un pistón en la rajita de Marcela, apenas si podía parpadear cuando mi manita cobró vida propia y empezó a frotar mi sexo al mismo ritmo que las arremetidas de ese macho en la vagina empapada de Marcela.
    
    -Dame tu verga, quiero venirme…
    
    En este infernal y fantástico ritmo Marcela apretaba sus hermosas nalgas, movía sus caderas para adelante y para atrás, giraba su cuello y agitaba su cabello haciendo que ese falo, pija, camote, chile, tranca, rabo, pito, pene, nabo, verga entrará y saliera, mientras ella cabalgaba hasta casi ponerse de pie sobre su jefe para después caer lenta pero firmemente sobre ese poste de carne y apachurrar las bolas cada vez más duras y grandes con sus muslos.
    
    -Vas a hacer que me venga, puta, espera un poco.
    
    Con jadeos entrecortados, su jefe decía esto mientras sus manos apretaban convulsivamente las caderas redondas y grandes de Marcela y su rostro enrojecido se llenaba de sudor, sus caderas respondían frenéticamente a las arremetidas del culo de Marcela en un contrapunto exacto en ...
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